ENTREVISTA

Miguel Campello: «Lo malo es que ahora todo suena como Georgie Dann»

El cantante de Elche presenta su tercer disco en solitario, 'Camina', dentro del Guitar BCN

Miguel Campello, en una foto promocional.

Miguel Campello, en una foto promocional.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Congelada su actividad con Elbicho, el cantante de Elche ha entregado su tercer disco en solitario, Camina, que mostrará el sábado en Bikini (21.00 horas), dentro del Guitar BCN. Tras sus años en Madrid, Campello vive ahora en una casa de campo en Águilas, Murcia, desde donde responde a este diario por vía telefónica.

-La palabra «chatarrero» vuelve a aparecer en la portada como un segundo apellido. ¿Qué simboliza para usted?-Yo soy de recoger cosas, arreglarlas, y lo mismo con la música: escribo frases, las dejo en libretas, un día me acuerdo y las desarrollo, o junto unas con otras. Mi abuelo Antonio había sido chatarrero de joven, y esa es mi actitud, dar nueva vida a las cosas que parecían abandonadas.

-Este disco tiene un aspecto de obra más individual, con menos colaboradores. ¿Qué expresa de usted que no mostrara en otros trabajos?

-Cuando trabajas con mucha gente acabas haciendo un disco a gusto de todos, y esta vez, con Guillermo Quero, me he sentido más libre al soltar todo lo que tenía guardado desde hacía mucho tiempo. Aunque no hemos hecho nada raro.

-Acentúa sus referencias a la naturaleza, a un ideal de pureza. 

-Yo encontré un hueco en Águilas, apartado de todo, con mis placas solares, y viendo la vida de otra manera, ni mejor ni peor. En la ciudad nos toca tocar el suelo. Aunque tengo amigos a los que les regalan una casa en el campo y no la quieren.

-¿Tiene huerto?

-Sí, y gallinas, conejos... Yo hasta los 14 años no había subido en un ascensor, porque yo me crié en el campo, en Matola, una pedanía de Elche. Parle valencià, ¿eh? Por parte de mi abuelo lo hablaban y lo estudié en la escuela. Vivo en la nada, sí, pero soy práctico, y todo el día tengo el ordenador encendido y el whataspp.

-Su música es mestiza a partir del flamenco y el rock. ¿Se plantea misiones ambiciosas con sus discos, revolucionar como un día lo hicieron Camarón o Veneno?

-Sí, sigo luchando contra lo que se hace sin ningún componente cultural ni artístico. Me gusta todo lo bueno hecho con esa intención, ya sea Triana, Lole y Manuel, Camarón, Duquende o Poveda, y sigo ese camino. Siempre ha habido un Georgie Dann dando la brasa, eso tiene que existir, lo malo es que ahora todo suena como él. ¿Y lo otro? No odio a nadie, pero echo de menos buenas bandas, como Triana, Leño o Asfalto. Y me parece genial que exista Pablo Alborán...

-¿La música comercial digna es posible?

-Claro, tiene que haber un Alborán. Que todos los que salgan sean como él, por el sentimiento que le pone.

-¿El sentimiento es más importante que la innovación?

-Va acompañado: si no tienes sentimiento nunca vas a poder innovar. Si copias lo que suena no serás feliz, porque sabrás que eso tampoco era tuyo. Esa era la actitud de Elbicho. Y la de Triana: el otro día vi una entrevista de Popgrama, de 1979, y ya estaban ahí renegando de todo, como yo ahora. ¡Qué pesados somos!

-De todas formas, su carrera no está tan extramuros del mercado.

-Estoy cabreado más por los medios que por otra cosa. Que nos hagan descubrir artistas, gente que haga cosas con cariño. Antes había más espacios para las cosas nuevas...

-¿Pasar de Elbicho a Miguel Campello ha sido un mal negocio?

-Elbicho nunca fue un buen negocio, ¿eh? Puedes ganar dinero una temporada y luego pasarte un largo tiempo preparando un disco y eso no te lo paga nadie. El grupo ya era conocido y yo seguía viviendo en un local sin ducha. Pero he aprendido a vivir con lo justo y necesario.