NUEVA ACTUACIÓN DEL CANTANTE MADRILEÑO EN EL RECINTO DE MONTJUÏC

Miguel Bosé, con retrovisor

Colorido 8El cantante Miguel Bosé durante su actuación, anoche en el Sant Jordi de Barcelona.

Colorido 8El cantante Miguel Bosé durante su actuación, anoche en el Sant Jordi de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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Miguel Bosé acude de nuevo a su vasta colección de hitos pop para asaltar con comodidad los escenarios. Pero, así como la operaciónPapitodesbordó las previsiones (la larga gira del 2007-09 incluyó dos llenos en el Sant Jordi), su relevo, elPapitwo, nueva antología con dúos, no registra tanto quórum y, anoche, el público ocupó unos dos tercios del aforo de Montjuïc, con el escenario más adelantado de lo normal para reducir su capacidad.

Si bien para el artista y el promotor estas no sean las mejores noticias, el montaje se situó así más cerca de las gradas y los fans pudieron sumergirse un poco más intensamente en elshow, examinar con mayor precisión las cenefas barrocas de la camisa de Bosé y sentirse invitados al salón de su casa cuando, a media actuación, llegó elset intimista con su escena de sofá. Aunque un poco menos triunfal que en sus anteriores visitas, el cantante madrileño fue agasajado y vitoreado con un combinado dehitsque cubrió sus tres décadas largas de andanzas.

Repertorio que comenzó a andar con una muestra estimable y arriesgada,Mirarte, de su discoSereno (2001), aunque rápidamente derivó en un greatest hits de manual a través deDuende, Nena, Sol forastero

Si elPapitour celebraba 30 años de trayectoria, ahora la cifra es menos redonda, pero ese detalle no parece importante; Bosé apeló sin manías a la «celebración de 35 años de carrera» dePapitwoy adornó la proclamación con recursos promocionales de batalla, prometiendo «la más grande de las magias» para las siguientes horas y anunciando que esta «iría creciendo como la espuma».

Elshowfue, como es costumbre en Bosé, sofisticado y elegante, fundiendo ingredientes tecnológicos (una pantalla de vídeo situada en el fondo del escenario que cubría todo el campo visual) con una concepción desnuda del escenario, dominado por el color blanco y donde los músicos y coristas deambulaban de un lado a otro como personajes de una obra teatral. El guión de la noche incluyóLos chicos no lloran, uno de los pocos éxitos que no sonó el 8 de agosto en Cap Roig, y que anoche ocupó felizmente la plaza deEste mundo va.

GUIÑO AL 25-S/ Bosé evocó su estrecho vínculo con el Palau Sant Jordi, «templos sagrado» que ha visitado «en todas las giras desde 1990». De hecho, fue uno de los primeros artistas en actuar en el entonces recién inaugurado recinto olímpico. Luego, para presentar la pacifistaPartisano, hizo una alusión al 25-S madrileño. «Que paren ya los golpes y la represión en nuestro país. Que paren de una vez», pidió antes de añadir una declaración universal. «Solo nosotros, los ciudadanos, podemos cambiar las cosas»

A media actuación, el escenario se empequeñeció en torno a un sofá en el que se sentaron Bosé y sus cómplices para hacer «un salto hacia atrás en el tiempo» y recuperar canciones de sus inicios. «Hasta el primer día, cuando muchos de vosotros y vosotras nos encontramos por primera vez». Nótese la hábil precisión genérica, necesaria cuando se trata de recordar qué público aupó a Bosé en los días deTe diré, Morir de amor, Creo en ti, Amiga, Linda... Todas sonaron anoche. Y, entre ellas, la siempre asombrosa y chiripitifláuticaDon Diablo.

MANEL FUENTES Y BIMBA BOSÉ/ Otra carta ganadora,Sevilla, anunció una recta final en la que irrumpieron dos invitados, Manel Fuentes enBambúy Bimba Bosé en Como un lobo. Guindas inesperadas de unshowque, superando las dos horas, culminaba conBandidoyTe amaré. Forzosos rescates del pasado para coronar un concierto diseñado con el retrovisor colocado en primer plano.Papitwo. Papiloop.