'Mientras seamos jóvenes', la juventud no es eterna.

Noah Baumbach repite con Ben Stiller, con quien hizo en el 2010 Greenberg, y en este caso no aparece su compañera sentimental, actriz y coguionista, Greta Gerwig, con quien ha incidido en un cine de características formales más indie con Frances Ha (2012) y Mistress América (2015).

El paso del tiempo y la obsesión por recuperar la juventud, si no en el sentido físico, sí en el anímico, presiden esta comedia dramática que también habla de la ética del cine documental. El personaje de Stiller es un documentalista sin éxito. Su esposa, Naomi Watts, es hija de un laureado director de documentales. Y el joven que conoce, Adam Driver, aspira a ser una estrella del documental.

Las dos cosas se mezclan aunque no llegan a casar bien del todo. Pero, en esencia, Mientras seamos jóvenes enfrenta a dos personajes maduros con sus miedos, reflejándose en el espejo imposible de la joven pareja que entra en sus vidas como un ciclón, la formada por Driver y Amanda Seyfried.

Stiller y Watts imitan sus modos y gustos, con tendencia hacia un ridículo nunca asumido como tal (Watts bailando hip-hop, el gorrito moderno que se compra Stiller para parecerse a Driver), pero Baumbach lo filma sin acritud.

El director, mucho más certero a mediados de la pasada década con Una historia de Brooklyn y Margot y la boda, recurre a demasiados tópicos para explicar una historia en la que todo el mundo puede reconocerse a partir de un momento dado. Se impone el tono suave, aunque no azucarado, sobre diatribas de ma-

yor consideración. QUIM CASAS

Noah Baumbach