ENTREVISTA

Cunningham: "Me sorprende que en tantas novelas americanas la política esté ausente"

El laureado autor de 'Las horas' da rienda suelta a su "naturaleza esencialmente romántica" en 'La reina de las nieves'

Michael Cunningham, en Washington Square, Nueva York.

Michael Cunningham, en Washington Square, Nueva York. / ERNEST ALÓS

ERNEST ALÓS / NUEVA YORK

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Michael Cunningham ha publicado hace unas semanas en España su novela 'La reina de las nieves' (Lumen). El autor de 'Las horas' (premio Pulitzer en 1999, llevada al cine en en el 2002 por Stephen Daldry) narra la historia de dos hermanos, Barrett (un gay que, tras su enésima ruptura, ve una mágica luz sobre Central Park y cree que a partir de ese momento todo cambiará) y Tyler (un músico fracasado, a punto de casarse con Beth, su novia enferma terminal de cáncer).

La relación entre el cuento de 'La reina de las nieves' y su novela no es muy obvia. Se trata de una asociación muy vaga. Me gustaba el título para este libro y hay algunos paralelismos con el cuento de Andersen, claro. Una de las cosas que me encantan del cuento son los trocitos de cristal de un espejo roto que si se te clavan en el ojo hacen que veas el mundo como un lugar oscuro y terrible. Es decir, por vez primera, ves de verdad. En el cuento, el chico debe ser rescatado no solo físicamente sino también espiritualmente. Eso es inusual e interesante.

En el cuento, la salvación llega por el poder del amor. En su novela ocurre algo parecido... Lo que uno esconde detrás de ese lenguaje elaborado, de esas metáforas, de esa metafísica, es la simple convicción de que el amor vence a la muerte. Estoy dejando ir mi naturaleza esencialmente romántica.

Al mismo tiempo que utilizaba 'La reina de las nieves' como inspiración lejana para su novela, escribió 'Un cisne salvaje y otros cuentos', aún inédito en España, con adaptaciones de cuentos clásicos. No sé por qué tomé esas dos direcciones tan distintas. Allí, efectivamente, reescribí estas historias clásicas basándome muy directamente en ellas. A mí me encantan los cuentos de hadas. Eran los que me explicaban de niño. Pero incluso entonces, cuando mi madre decía "y vivieron felices", yo le preguntaba: "¿Y qué sucede después?". Así que he querido escribir qué sucede después de que empezaran a vivir felices por siempre jamás. Los cuentos tradicionales no son muy psicológicos. ¿Conoce la historia de 'Jack y las habichuelas mágicas'? Se supone que Jack sube y roba tres veces un tesoro al gigante, y las tres veces la mujer del gigante le ayuda. La primera vez es comprensible; la segunda, menos, pero a la tercera... ¿Qué le pasa a ese matrimonio?

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Es f\u00e1cil quejarse de las versiones que hace Disney de los cuentos de hadas. Pero entonces veo a las hijas de mis amigos tan atrapadas por la historia de 'Frozen' y no creo que haya\u00a0nada malo en ello\""}}¿Qué sintió cuando vio que meses antes de publicar 'La reina de las nieves' se estrenaba 'Frozen', que se inspira en esa misma historia de Andersen? Hasta que se estrenó esa película, no era de los cuentos más populares, a diferencia de 'La Cenicienta' o 'La bella durmiente'... Es tan fácil quejarse de las versiones que hace Disney de los cuentos de hadas porque edulcoran los aspectos más negros y horribles de los cuentos originales... Pero entonces veo a las hijas de seis años de mis amigos tan atrapadas por la historia de 'Frozen' y no creo haya nada malo en ello.

Tiene sus valores. El protagonismo de las niñas, que no haya un príncipe azul, que el amor no deba ser romántico sino entre hermanos (como en su libro, por cierto)... Estoy completamente de acuerdo, esa es otra razón por la que no refunfuño por las versiones de Disney.

Llama la atención cómo recurre constantemente a los olores para describir lugares, o situaciones. Quiero crear un mundo tan verosímil como me resulte posible y tengo siempre muy en cuenta que percibimos el mundo a través de cinco sentidos. Las descripciones suelen usar solo el de la vista.

Algunos personajes dicen que su vida cambia después de ver una misteriosa luz en el cielo. Pero el primero que la ve, Barrett, cuando al final encuentra a un compañero, ya no mira al cielo. Ya no le hace falta. No importa si la luz es real o imaginaria. Él está esperando algo, algún tipo de cambio, una revelación, una epifanía de contenido religioso, algo que cambie su vida.

El libro se desarrolla en tres momentos: noviembre del 2004, Nochevieja del 2005 y noviembre del 2008. ¿Por qué? Quería situar la novela durante los cuatro años que van desde el momento en que nos podemos preguntar por qué los norteamericanos reeligieron a Bush, de lejos el peor presidente de nuestra historia, a otro en que ese mismo pueblo elegía a Barack Obama. Quería acabar en un momento en que los americanos están esperando a ver qué sucede. En un instante 'vivieron felices y comieron perdices' [lo dice en español; momentos antes hemos comentado esta expresión].

Así que no solo los personajes cambian sus vidas porque están esperando que suceda algo. También lo hace el país. Absolutamente. Me sorprende que haya tantas novelas americanas en las que la política esté completamente ausente, cuando es algo tan importante en nuestras vidas.

¿Y qué pasará en las elecciones del 2016? No tengo ni idea. Toda la gente que conozco está muy nerviosa ante la posibilidad de que salga elegido un presidente que es un chiste. Ya sucedió con Reagan y Bush, así que no podemos dar por descontado que el pueblo americano no elegirá a alguien tan loco como Trump. O a otros candidatos republicanos que son quizá incluso peores.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"La gente que conozco est\u00e1 muy nerviosa ante la posibilidad de que salga elegido un presidente que es un chiste. Ya sucedi\u00f3 con Reagan y Bush\""}}El título de 'La reina de las nieves'... Lo de reina y lo de la nieve también tiene segundas, ¿no? La dependencia de la droga, por cierto, no aparece como algo necesariamente destructivo. Tyler está enganchado pero acaba triunfando como músico. Sí, Tyler está basado en un amigo mío, que consumía mucho. Quería describir de una forma más compleja la relación de alguien con las drogas.

Sus personajes son gente muy formada, pero subempleada. Licenciados que venden ropa de segunda mano o trabajan como camareros. Tanto Tyler como Barrett forman parte de la primera generación en la historia de EEUU, que ahora está entre los 30 y 40, que sabe que vivirá peor que sus padres. Pero para mí no son necesariamente perdedores. Pueden seguir persiguiendo sus pasiones. De situaciones como estas puede nacer mucha creatividad.

Usted nació en Ohio y se crió en California. Pero Nueva York tiene un peso absoluto en su novela. ¿Qué significa para usted la ciudad? Hace mucho tiempo que vivo aquí, pero muchos de quienes lo hacemos no dejamos de ser como expatriados, y eso me gusta. Siempre hay sorpresas, siempre te mantienes despierto.