EN LA SCHUBERTIADA DE VILABERTRAN

Las diferentes caras del lied, según Sarah Connolly

La 'mezzo' británica cautivó a Vilabertan con un repertorio que abarcó desde Strauss hasta Copland y Britten

Sarah Connolly en la Schbertiada de Vilabertran

Sarah Connolly en la Schbertiada de Vilabertran / periodico

César López Rosell / Vilabertran

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Sensible, sutil, intensa y cristalina en la dicción para extraer de cada sílaba toda la profundidad poética de las canciones de un singular repertorio. Así se mostró la versátil 'mezzo' inglesa Sarah Connolly. Recién nombraba dama por Isabel II, ejerció como tal en el reino del 'lied' y puso a sus pies al público de Santa Maria de Vilabertran, acompañada por un magistral Malcom Martineau, sin recurrir a  clásicos del género como Schubert y Schumann. Partiendo del lirismo de Richard Strauss y siguiendo con los vieneses Zemlinsky y Korngold, acabó desembocando, como hiciera Goerne el martes, en las ‘Cinco elegías de Hollywood’ de Eisler, en las que el autor proyecta la visión amarga de Brecht sobre su vida de exiliado, antes de deslumbrar con Aaron Copland y la faceta liediristica de Britten.

De alemán al inglés, y con dos bises de Poulenc en francés, pero mostrando un gran dominio del lenguaje musical en todos los idiomas, aunque demostrara sentirse más cómoda en el repertorio con su lengua nativa. La cantante, que había cancelado dos compromisos antes de actuar en Vilabertran, alteró ligeramente el programa eliminando una pieza de Strauss y otra de Korngold. Ello hizo pensar que estaba tomando precauciones, pero bastó que desgranara el romántico ‘Himno de amor’ de Strauss, para entender que disfrutaríamos de la artista en plenitud de facultades. La atmósfera de la noche y el clímax de melancolía de las siguientes canciones, interpretadas con una medida y a veces contenida  vocalidad en la que cada sílaba adquiría una cautivadora dimensión poética, dejaron huella en la magnetizada audiencia.

En noviembre, en el Liceu

El paseo por las piezas de los, en su tiempo, olvidados Zemlinsky y Korngold no hizo más que evidenciar que para esta gran cantante de ópera, a la que veremos en noviembre en el Liceu con ‘Tristán e Isolda’ a la que veremos en noviembre en el Liceu con ‘Tristán e Isolda’en el rol de Brängane, el lied no tiene secretos. Impecable aplicación del estilo en las piezas sobre textos de Maurice Maeterlinck de Zemlinsky, y emoción en la ‘Canción de muerte’ y en ‘Inmortalidad’ de Korngold. Espléndida también con Eisler, en la continuación del segundo 'lied' acabó seduciendo con la mezcla de jazz y folclore de Aaron Copland aplicada a los poemas de Emily Dickinson. La vida, la muerte, la soledad y la naturaleza son temas que desplegó con una frescura y lirismo desbordantes. El embrujo de las canciones de cuna de Britten cerró, alargando el susurro de las últimas notas, un recital memorable.