México homenajea a Gabo

TONI CANO / México

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Desde las dos grandes fotos que flanqueaban y empequeñecían las columnas de la entrada del palacio de Bellas ArtesGabriel García Márquez sonreía al anochecer este lunes al ver cómo llegaban a despedirle miles de admiradores, muchos con un libro o una flor amarilla en la mano. La capital de México inauguró una semana de homenajes al escritor colombiano que la escogió para vivir hasta su muerte, acaecida el pasado jueves. Y el afrancesado palacio se quedó chico tanto para sus cenizas como para la variopinta multitud que se arremolinó durante varias horas para lanzarle besos o musitar cuando menos un: “¡Gracias, maestro!”

La memoria de García Márquez bailó más que flotó en medio de los coloridos mármoles del vestíbulo de Bellas Artes, animada por el desfile de emotivos lectores y la música que amaba, desde las danzas rumanas y otros conciertos del compositor húngaro Béla Bartók a los vallenatos subidos de su trópico macondiano junto al Caribe de Colombia. Horas antes, la escritora mexicana Elena Poniatowska afirmó en Madrid, a donde ha viajado para recoger su premio Cervantes, que “Gabo es en sí mismo el monumento de Bellas Artes de México”. El homenaje mexicano hizo honor a sus palabras, con una presencia popular que cerraron con solemnidad los presidentes de México, Enrique Peña, y Colombia, Juan Manuel Santos.

Ambos mandatarios encabezaron la última de las ‘guardias de honor’ que rodearon la urna con las cenizas de García Márquez, alzadas en un atril. Santos afirmó que el escritor fue “el colombiano más grande de todos”. El país natal del premio Nobel, donde este martes seguirán los homenajes, se hizo presente también con otros colombianos que se envolvían con banderas de su país. De igual forma se identificaban otros suramericanos que desfilaron por Bellas Artes, para confirmar las alabanzas de Elena Poniatowska al novelista que “hizo despegar a América Latina, le dio alas y la echó a volar por el mundo”. También muchos de los asistentes lucían vestimentas de los distintos estados de México desde los que viajaron expresamente.

Muchos jóvenes lucían camisetas de los Pumas, el equipo de fútbol de la universidad, parecidas a las que el domingo se pusieron varios miembros de la familia de García Márquez para ver un partido decisivo contras las Chivas de Guadalajara. “Ganamos 1 a 0”, dijo uno de sus hijos en el portal de la casa del Pedregal. Allí llegaron muchos, pero solo pudieron entrar personajes de la talla del expresidente Carlos Salinas, quien destacó que el novelista “nunca se acercó al poder, sino que fue el poder el que se acercó a él”. De esa casa, en las esquina de las calles Fuego y Cascada, salían a primera hora de la tarde de este lunes (ya noche en España) los restos de Gabo, cremados el sábado en privado, y la discreta comitiva familiar. Centenares de personas, jóvenes en su mayoría, hacían cola ya a la puerta de Bellas Artes.

Los ramos de flores amarillas, que tanto agradaron al escritor, se apoyaban junto a ese portón de madera, como llenarían los mármoles y las puertas del palacio de Bellas Artes, abiertas toda la tarde.