Mendoza, como siempre

El autor barcelonés pudo acudir a la cita con sus lectores, después de que se anticipara el acto de recepción del Premio Cervantes

Eduardo Mendoza saluda a Jaume Cabré

Eduardo Mendoza saluda a Jaume Cabré / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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En la última conversación mantenida con Eduardo Mendoza en este diario, fabulaba con la idea de que quizá este sería el primer Sant Jordi en el que no acudiría a la cita con sus lectores. Un asunto importante se lo impediría, recoger el Premio Cervantes ese día 23 de abril tal y como está establecido, pero no cayó en la cuenta de que el protocolo obligaba, por ser domingo, a trasladar el festejo unos días antes. Exactamente al pasado jueves. Así que Mendoza ya no tenía excusa para saltarse la cita ciudadana, pese a que ahora vive un tanto alejado del día a día barcelonés después de haberse instalado en Londres, un lugar que le encanta porque pasa desapercibido.

Todo lo contrario que en Barcelona, donde la gente demuestra lo muchísimo que lo aprecia en una imagen que vale más que mil palabras, la larguísima cola que se formó en pleno Paseo de Gràcia ocupando todo el tramo y algo más allá de Casp a la Gran Via. Y como no había una novedad concreta, sus lectores vinieron armados de sus antiguos libros, con las recuperaciones en bolsillo de Seix Barral, e incluso la reciente reedición de la traducción al catalán que Xavier Lloveras hizo en el año 2000 de 'La ciudad de los prodigios'.

LAS BARBAS DEL PROFETA

Aunque lo de que no tenía novedad no es del todo cierto, la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica ha recuperado un librito inédito, ‘Las barbas del profeta’, un texto inédito, divertida y satírica incursión en las historias bíblicas que emocionaron al autor en su infancia y que ya habían dado sus frutos en la satírica ‘El asombroso viaje de Pomponio Flato’. En la Fnac este domingo fue uno de los más vendidos.

Y tiene tanto trabajo Mendoza con sus firmas, concentradas esta vez en tan solo dos horas de la tarde, que apenas si tuvo tiempo para saludar efusivamente a Jaume Cabré, que firmó también un rato junto a él , y atender a los periodistas que un año tras otro le preguntan incansables por sus impresiones del día. El autor de ‘La verdad sobre el caso Savolta’ responde que la experiencia es como siempre –aunque esta vez sea más intensa que la primera, cuando le pusieron a firmar hace varias décadas en una solitaria mesa en medio de la Diagonal-. Este autor al que le repele el tópico se ve obligado a echar mano de uno para decir que Sant Jordi “es un día de contacto con el lector y este pasa por delante de todo”. Pero pensándolo bien el tópico encierra una verdad. Y es que el autor puede ironizar sobre cualquier cosa, incluido Cervantes y su “buen rollo. Pero no con los lectores. Mendoza lo sabe y los respeta.