El adiós a una autora militante

La memoria del e xilio

Teresa Pàmies, escritora de la guerra, la diáspora y la clandestinidad, falle ce a los 92 años

En la Generalitat, en el 2007, entre Juan Villoro y Tomàs Alcoverro.

En la Generalitat, en el 2007, entre Juan Villoro y Tomàs Alcoverro.

ERNEST ALÓS
BARCELONA

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Recordar, dar ejemplo, explicarse con sentimiento y con genio, mantenerse firme en sus creencias. Eso es lo que hizo Teresa Pàmies hasta su muerte a los 92 años, ayer en Granada, donde vivía uno de sus hijos. Tanto la Pàmies jovencísima militante comunista que en marzo de 1937, con 17 años, proclamaba en la Monumental, con los puños cerrados y ante miles de personas, que había que apoyar a Madrid frente al fascismo, como la escritora que en su vejez se ponía delante de otro micrófono, el de la radio, para comentar con ironía la actualidad a ritmo de bolero para cientos de miles de oyentes de Catalunya Ràdio. En medio, la guerra, 32 años de exilio en México, Checoslovaquia y Francia, con escalas en Cuba, República Dominicana y Yugoslavia, una doble vida condicionada por la actividad clandestina de su marido, el líder del PSUC Gregorio López Raimundo, y los libros para que nada de esto se olvidase.

Pàmies (Balaguer, 1919), hija del militante del Bloc Obrer i Camperol Tomàs Pàmies, fue dirigente de las organizaciones juveniles y femeninas vinculadas al PSUC y salió al exilio en 1939, para no regresar hasta 1971. En Balaguer se quedó su madre, a la que nunca volvió a ver y junto a cuya tumba en la capital de la Noguera dijo que quería ser enterrada. Inicialmente autodidacta, estudió periodismo en México, aunque durante la guerra ya había publicado artículos («ingenuidades», en su opinión), recopilados en el 2005 en el volumenEstem en guerra. Trabajó durante 12 años como redactora de las emisiones en castellano y catalán de Radio Praga. Allí se reencontró con Gregorio López Raimundo, recién salido de las prisiones de Franco pero listo para volver al interior, con quien se casó y tuvo dos hijos, Antonio y el escritor Sergi Pàmies.

EL PREMIO PLA / La carrera literaria de Pàmies empieza cuando gana el premio Josep Pla de 1970 con Testament a Praga, la reescritura de los recuerdos de su padre, fallecido poco antes de la primavera de Praga, con la firma de ambos. Un homenaje al padre y al mismo tiempo un ejemplo de memoria para los más jóvenes. Después vendría el recuerdo de la experiencia de los jóvenes militantes de izquierdas durante la guerra enQuan érem capitans(1974), seguido deQuan érem refugiatsyGent del meu exili(1975). En 1971 la escritora se había trasladado a Barcelona, donde tenía que ocultar cualquier contacto con su marido en la misma ciudad donde vivían ambos, una experiencia que reflejó transformada en forma de novela enAmor clandestí(1976). Pàmies también abordó la ficción en obras comoNadal a Porto, La chivata yLa filla del gudari.

En algunos de sus último libros ya empezó a pasar página literariamente sobre su vida:L'aventura d'envellir(2002),Conviure amb la mort(2003) yInforme al difunt(2008), en el que se dirigía al recientemente fallecido Gregorio López Raimundo. Los homenajes oficiales en su caso ni se escatimaron ni llegaron demasiado tarde: entre otros, Creu de Sant Jordi (1984), Premi d'Honor de les Lletres Catalanes (2001) y Medalla d'Or del Ayuntamiento de Barcelona (2000).

REACCIONES / En el coro de reacciones desde los mundos de la política y la literatura, ayer destacó la de Santiago Carrillo, en condición de mucho más que secretario general del PCE en el mismo periodo en que López Raimundo lideraba el PSUC. Secretario general de las Joventudes Socialistas Unificadas durante la guerra civil, Carrillo evocó ayer en declaraciones a Televisió de Catalunya cómo Pàmies era la mujer más sobresaliente de la organización en Barcelona, cómo trabajaron juntos en la edición de la revistaNueva Banderaen París y cómo fue incluso testigo del reencuentro entre López Raimundo y la que más tarde sería su mujer en Praga. Carrillo, que recordó que las dos familias solían compartir 15 días de vacaciones en el balneario de Caldes de Malavella, definió a Pàmies como «una mujer de gran carácter, muy luchadora».

Voces que no supieron de la exitencia de Pàmies hasta su regreso del exilio como escritora reconocida recordaron ayer a Pàmies casi con tanto sentimiento, demostrando cómo cumplió su papel de testigo intergeneracional. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, definió ayer a la fallecida escritora como «una escritora y activista comprometida con la causa de la nación catalana y la justicia social, una autora que no dejó nunca de cultivar nuestra lengua, ni siquiera en los años más duros del exilio, y que ha representado la continuidad de la Catalunya de antes de la guerra civil.

Para Òmnium Cultural, la figura de Pàmies es sinónimo de «firmeza» y «compromiso con el país», mientras que la portavoz de ICV, Dolors Camats, destacaba su «valentía en la lucha contra el fascismo» y el coordinador general de EUiA, Jordi Miralles, su compromiso «contra la dictadura y las libertades democráticas y nacionales». Elconsellerde Cultura de la Generalitat, Ferran Mascarell, destacó ayer que muchos catalanes «conocieron a través de sus libros y de su literatura las complicaciones y vicisitudes de las generaciones que habían salido al exilio, que habían sufrido una guerra y que habían perdido» y a través de ellos «entendieron a aquellas personas que desde los años de la guerra y la posguerra habían defendido unos valores de progreso con convicción y manteniendo sus ideas e ideales».