tú y yo somos tres

Lo más perro de 'A cara de perro'

FERRAN MONEGAL

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Apenas unos días después del estreno del docurreality A cara de perro (Cuatro) ha saltado la noticia de que el héroe de este programa, el boxeador y chatarrero <b>Javier Roche</b>, ha sido detenido a instancias de su expareja, que le ha denunciado por amenazas y también por destrozos en su domicilio.

¡Ah! No conocemos si esta denuncia tiene fundamento. Frank Cuesta, el gran Frank de la jungla, ya se ha pronunciado a favor de Roche pidiendo prudencia. También la cadena Cuatro ha expresado su intención de mantener escrupulosamente el derecho a la presunción de inocencia, de modo que se supone que van a mantener el programa a menos de que haya un juez que le encause formalmente.

Aquí lo sorprendente es que precisamente una criatura que acaba de saltar a la tele como defensor de los animales, con una virtuosa labor de denuncia contra los traficantes de perros, se vea envuelto, apenas debutar en la tele, en una denuncia por supuesto maltrato de personas.

Me consta que Roche, también llamado El rey chatarrero, viene realizando en el barrio del Buen Pastor de Barcelona una notable labor de ayuda a jóvenes con problemas. En su gimnasio, Chatarras Palace, entrena y enseña el noble arte del boxeo a todos aquellos que se le acercan en busca de ayuda y reinserción. Es una filantropía pintoresca.

El aspecto de Roche, tatuado hasta las cejas, de fuerte complexión, y de estampa fiera, es ideal para A cara de perro. Transmite una vigorosa sensación de potencia que canaliza contra los contrabandistas de animales. No le hemos visto, por ahora, que se líe a puñetazos contra ninguno de ellos. Retrata a los canallas y, una vez descubierto su tinglado, llama a la Guardia Civil, al Seprona, para que procedan legalmente. O sea, que actúa bien. Estoy con Frank Cuesta acerca de esta denuncia: prudencia y esperar a que se pronuncie el juez.

SEXO EN CÁMARA ACORAZADA

En La casa de papel (A-3 TV) se ha producido una rara escena de sexo: Arturo pilla a su amante, Mónica, pegandole un polvito al joven Denver dentro de la cámara acorazada de la Fábrica de la Moneda. O sea, el amante sorprende a su amante cabalgando sobre otro amante, y todo dentro de una caja fuerte.

¡Ah! No sé si esta banda podrá llevarse el dinero, pero he consultado con nuestro crítico de cine Eduardo de Vicente y me ha dicho que una escena de sexo dentro de una cámara acorazada, desde un punto de vista cinematográfico, es un detalle muy original y novedoso.