UNA GRANDE DE LAS LETRAS DE EEUU

Marilynne Robinson: "Soy un bicho raro y me lo puedo permitir"

La escritora era una autora semisecreta hasta que fue entrevistada por el presidente Barack Obama

La escritora norteamericana Marilynne Robinson, en la sede de Galaxia Gutenberg, en Barcelona.

La escritora norteamericana Marilynne Robinson, en la sede de Galaxia Gutenberg, en Barcelona. / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

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Es toda una hazaña que un autor  se convierta en un clásico vivo desde el minuto cero. Le ha pasado a Marilynne Robinson, un nombre a situar de inmediato en el altar del bien poblado universo de los escritores norteamericanos. Robinson vive un poco al margen de los fastos mediáticos. A sus 68 años tan solo ha escrito cuatro novelas. Las tres últimas ‘Gilead’, ‘En la casa’ y ‘Lila’ (las tres publicadas por Galaxia Gutenberg y la última también en catalán por Edicions de 1984) componen distintas miradas a una misma historia marcada por el sentimiento religioso y un lenguaje poético que bebe directamente de los padres fundadores de las letras americanas, Melville y Hawthorne. Su condición de autora secreta estalló en mil pedazos cuando el pasado septiembre Barak Obama, uno de sus más atentos lectores, le propuso que se prestara a una conversación que se publicó en ‘The New York Times’. A Robinson la distinción no se le ha subido a la cabeza.

Sus novelas se sitúan en el pueblo imaginario de Gilead entre los años 20 y los 50. ¿Cómo llegó a este mundo?

Durante muchos años viví en las montañas de Massachusetts hasta que un día me invitaron a formar parte de la legendaria escuela de escritores de Iowa. Les dije que solo me quedaría dos años pero desde entonces no me he movido de allí. Me interesó la historia de esa zona del Medio Oeste, de sus primeros asentamientos en el siglo XIX. Eran abolicionistas que crearon una cultura muy vinculada a la religión y a la educación. Quise que el protagonista de mi primera novela, el reverendo Ames, un anciano de 70 años que escribe una larga carta a su hijo de siete años, descendiera de esa tradición.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"La realidad existe de una forma bastante compleja y cada uno tiene su propia forma de abordarla\""}}¿Por qué quiso darle voz a Lila, la joven esposa del predicador?

Aparecía en las otras novelas y aunque tenía una realidad muy concreta para mí, quedaba un tanto desdibujada para los lectores. Es una forma de darle espacio y tiempo.

La visión de la realidad de Lila es muy distinta de la de Ames. ¿Al no coincidir las distintas versiones de los personajes está queriendo decir algo sobre la verdad?

Creo que la realidad existe de una forma bastante compleja y que cada uno tiene su propia forma de abordarla. Ames es un hombre muy leído y Lila es bastante vulgar, su lenguaje es como el de nuestras viejas canciones country.

También tiene que ver con el estilo de la Biblia, de la que es usted una gran lectora.

Los escritores que más admiro, como Faulkner, eran grandes lectores de la Biblia. Es un lenguaje literario que ha calado de forma muy significativa en la tradición americana.

¿Escribir así en el siglo XXI no hace que se sienta un poco sola?

Bien (ríe), soy un bicho raro y me lo puedo permitir. Cuando enseño a los jóvenes escritores intento hacerles entender que cuantas más posibilidades tengan frente a ellos, mejor. No deben sonar igual que el último 'best-seller'.

Sus personajes persiguen la gracia. ¿Qué persigue usted como escritora?

Pues lo mismo. Sí, persigo la gracia, entendiendo que es algo superior a la sabiduría.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"\"Los terroristas est\u00e1n\u00a0intentando abocarnos a una respuesta irracional, su objetivo es que nos armemos\""}}¿En estos tiempos más bien laicos, se siente bien leída?

Tengo lectores que no son en absoluto religiosos y que no comparten mi elección personal. Nunca he sentido eso como un obstáculo. Creo que casi todo el mundo tiene una base religiosa. Mis libros han sido traducidos al persa y al árabe y en todos los sitios, excepto en Irán, han sido bien recibidos.

La cara oscura de la religiosidad nos ha mostrado recientemente a unos terroristas gritando ‘¡Alá es grande!’ en París.

Eso ha pasado una y otra vez a lo largo de la historia. La gente utiliza la religión de forma lamentable, pero no es un  reflejo de la propia religión porque todas las confesiones prohíben la violencia.

Usted escribió un ensayo sobre el miedo en nuestra vida cotidiana. Ahora tiene mucho más material para sus argumentos.

El miedo bloquea el juicio de la gente y le impide dar la respuesta adecuada. Lo que los terroristas están intentando hacer con nosotros es abocarnos a una respuesta irracional, su objetivo es que nos armemos. Y eso, claro está, será inevitable, pero no legítimo. Hay otras salidas.

¿Cómo se siente una cuando es entrevistada por el presidente de los Estados Unidos?

Muy nerviosa. Se me trabucaban las frases y me faltaba vocabulario. Pero él fue muy agradable. Es un hombre muy atento a los pensamientos y las ideas de las otras personas. Se aseguró de que aquello fuera una buena experiencia.

La entrevista estaba bien. No sé si nuestros políticos serían capaces de hacer algo así.

(Ríe). Bueno, él es un hombre brillante, no hay duda.