MITO DEL CINE

Marilyn solo hay una

La actriz, que hubiera cumplido 90 años el próximo miércoles, ha sido imitada por legiones de famosas, pero no han logrado convertirse en el 'sex symbol' que ella fue.

Marilyn Monroe, fotografiada por Len Steckler en diciembre de 1961 en Nueva York.

Marilyn Monroe, fotografiada por Len Steckler en diciembre de 1961 en Nueva York. / SSM/SAN

RAMÓN DE ESPAÑA

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La imagen de Marilyn Monroe puede sintetizarse en dos manchurrones, uno grande y amarillo (el pelo) y otro pequeño y rojo (los labios). Por eso es tan fácil de imitar, aunque el personaje original tuviese muchas más aristas de las que se apreciaban a simple vista. En cualquier caso, su 'look' ha sido reproducido hasta la saciedad desde que se nos murió antes de tiempo y lo mismo ha servido para un barrido que para un fregado, ya que de él se ha apoderado todo el mundo como homenaje, parodia, reproducción o simple quiero-y-no-puedo (lo más frecuente). De la actriz más respetable a la petarda más absurda, pasando por el travelo más zarrapastroso, la icónica imagen de Marilyn se ha ido perpetuando a través de los años; tal vez porque es de las que más facilidades da a sus imitadoras, a las que les basta con recurrir a los dos manchurrones citados para salir, más o menos, del paso.

La cosa empezó pronto, pues poco después de la muerte de la actriz, Hollywood se sacaba de la manga a Carroll Baker, versión de rompe y rasga de la original, y a Carol Linley, versión lírica de la difunta, aunque ya casi nadie se acuerda de ellas. Jayne Mansfield, voluptuosa tirando a rolliza, no acababa de lograr sus objetivos, ya que cruzaba a diario esa frontera invisible entre lo sexi y lo ordinario que Marilyn nunca traspasó. En Europa, pese a los esfuerzos de Fellini, Anita Ekberg nunca dejó de parecer, por mucho vestido escotado y mucho maquillaje que se pusiera, una campesina nórdica endomingada. Todo parece indicar que no bastaba con los manchurrones, que había en Marilyn algo intangible que no había manera de reproducir.

RESULTADOS CHAPUCEROS

La contribución española al fenómeno merece una especial atención, pues ha sido profusa y ha dado, por regla general, unos resultados muy nuestros; es decir, bienintencionados pero chapuceros y, a menudo, de una comicidad involuntaria. La escultural Agata Lys lo intentó en La nueva Marilyn, joya del cine de la transición que hasta dio dinero en taquilla. La inefable Ana Obregón ha aparecido en más de una ocasión disfrazada de Marilyn, aunque todos coincidiremos en que su mejor performance siempre fue el mítico posado en bikini al comienzo de cada verano (costumbre lamentablemente perdida, cuya restitución aprovecho para exigir desde estas páginas: el primer verano sin Ana en bikini fue para mí como si Ramón García no presentara en TVE las campanadas de fin de año).

Si no recuerdo mal, también Raffaella Carrá pasó por su fase Monroe, y Pilar Rahola lleva años instalada en ella, aunque sigo sin entender por qué insiste en teñirse de negro las raíces del cabello. En cuanto al número de starlettes, participantes en 'reality shows' y demás material humano de derribo que en un momento u otro se han disfrazado de Marilyn, es tan elevado que resulta imposible establecer un mínimo inventario.

LA AMBICIÓN RUBIA

Entre las 'celebrities' de verdad que más se han distinguido en su, digamos, homenaje a la estrella difunta, cabe señalar a Madonna, que hasta se hizo llamar 'La ambición rubia'. De hecho, cuando interpretó a Evita, parecía Marilyn Monroe disfrazada de Eva Perón. Por no hablar del videoclip de 'Material girl', claramente inspirado en la secuencia de 'Los caballeros las prefieren rubias' en la que suena 'Diamonds are a girl's bestfriend'. También Lady Gaga ha tenido sus conatos de comunión con la actriz, aunque envueltos en una estética siniestro-futurista que la hacía más parecida a Marilyn Manson que a Marilyn Monroe.

Otras actrices, no menos sensuales que Marilyn, no han tenido tanto éxito a la hora de legar su impronta. Puede que Jessica Biel nos recuerde levemente a Rita Hayworth, o que Kristin Scott-Thomas nos haga pensar en Gene Tierney, o que Deborah Kara Unger fuese una convincente Ava Gardner en 'El aviador' (la Katharine Hepburn de Cate Blanchett no se la creía nadie, aunque le diesen un Oscar), pero ninguna de ellas ha logrado convertirse en esa especie de 'sex symbol' internacional y eterno que es, más que la propia Marilyn Monroe, la imagen de Marilyn Monroe. 

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