Maria del Mar Bonet: «La relación con el mercado español se ha endurecido»

La cantautora mallorquina resume buena parte de su obra en un doble disco antológico, Esencial, que viaja desde 1971 a 1995. Pero hoy, en el auditorio de La Pedrera (20.00 horas), no se centrará en sus clásicos, sino que ofrecerá, por primera vez en su carrera, un recital de temática navideña, con el pianista Dani Espasa y el percusionista Antonio Sánchez.

-¿Le costó mucho pensar qué repertorio iba a ofrecer?

-No, hay canciones de trabajo y otras que conozco de toda la vida. Algunas no las he interpretado nunca en directo, o muy poco, como El noi de la mare, Vou-veri-vou y Horabaixa post al sol. Canciones cálidas, de invierno, de cantar junto al fuego, que tienen que ver con la infancia, las fiestas navideñas, las reuniones familiares...

-Y El cant de la Sibil·la, con su mensaje apocalíptico. 

-Es sobre el juicio final y evoca cosas que están de actualidad: el cambio climático, los desastres naturales... La canción tiene su origen en el siglo XI y dice algunas verdades.

-¿Comparte el retrato del ser humano destructor por encima de todo?

-Absolutamente. Más que destructor, no regido por el sentido común. Por dos días que vivimos, y nos dedicamos a construir misiles para matar a más gente. No hemos aprendido. Solo hay que mirar a países como Afganistán o Irán, con procesos islamistas duros, contra las mujeres...

-Ha trabado com músicos de Siria. ¿Se ha roto el vínculo con ellos?

-Yo he perdido el contacto. Era gente de la Orquesta Sinfónica de Damasco. Ves esas fotos de la ciudad y es duro. Cuando canté allí, con todos aquellos militares, ya me pareció un polvorín. Creo que el origen de todo está en la herida honda del conflicto entre Israel y Palestina.

-Esa doble antología, Esencial, supone su regreso momentáneo a una multinacional, Sony Music, en una colección que incluye discos de estrellas como Sabina, Víctor y Ana, Springsteen, Cohen... Cantando en catalán, ¿lo ve como una anomalía?

-No, yo siempre quise cantar en compañías catalanas, pero en cierto momento encontré gente en Madrid que se interesó por mi música. Yo veo toda mi trayectoria como una obra, un camino sin parcelaciones.

-¿Cuesta más ahora que le hagan caso en Madrid, tanto los medios como los programadores?

-Ha empeorado en cuanto a conciertos. Pronto iré a Madrid, a Clamores, pero antes cantaba más por España. La relación con el mercado español se ha endurecido. Cuando salió Felipe González pensé que apreciaba la diversidad y que habría un cambio en la televisión, la universidad... Pero ellos siguen allí, y nosotros aquí, y la situación ha ido a peor.

-Pero salen muchas voces en Catalunya, también femeninas.

-Muchas y muy buenas. Eso sí, ahora cantan en muchos idiomas. Me gustaría que la gente cantara más en catalán, pero por encima de todo defiendo la libertad de expresión. Lo hacía en tiempos más duros y lo mantengo. Si no, sería incoherente. Lo importante es la calidad. Gemma Humet, por ejemplo, me gusta mucho, tiene muy buen gusto.

-Sílvia Pérez Cruz ha adaptado una canción suya, Mercè, en su disco Granada, con Raül Fernández Miró.

-Canta muy bien, tiene un gran talento y todos los ingredientes importantes para hacer música. La admiro. Sí que me gustaría, y hablo ahora como público, que grabara más canciones suyas. Necesitamos canciones de ahora, como ya decía Lluís Serrahima hace muchos años... 

-Después de más de cuatro décadas en Barcelona, este año ha regresado a Palma para vivir.

-Allí te das cuenta del desastre del PP: invasión turística, construcción, corrupción... Lo único esperanzador es el movimiento de los docentes.

-¿Cómo ve Catalunya desde allí? ¿Sigue el proceso soberanista?

-Desde el primer día he estado en la calle con todo el mundo. Creo en él. La gente se hace independentista por la incomprensión que percibe. Catalunya es solidaria, pero necesita ser respetada, entendida y querida. Pero es un proceso que lleva un tiempo. Si aún no hemos hecho un referéndum habrá que hacerlo.

-Estos días ha entrado en escena Pablo Iglesias con otros mensajes.

-Todo es importante, pero cuando le oigo decir lo mismo que Rajoy, que nos tenemos que ajustar a la Constitución para votar, me sobresalto. En eso no habla muy distinto que él.