FESTIVAL DE JAZZ DE BARCELONA

Marco Mezquida da el primer paso hacia EEUU

El pianista menorquín, uno de los músicos más solicitados del jazz local, estrena una colaboración con el saxofonista norteamericano Bill McHenry

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ROGER ROCA / BARCELONA

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"Lo bueno de ser músico de jazz es que te relacionas con personas de toda condición", dice el pianista menorquín Marco Mezquida mientras observa el ir y venir de gente en una cafetería de la zona alta de Barcelona. "Tratas con pijos redomados y vas a los lugares más 'tronados'. Un día tocas en una fiesta rodeado de gente que tiene títulos nobiliarios y otro día compartes un plato de queso después del concierto con las prostitutas de la calle Robadors". Habla con conocimiento de causa. Desde que llegó a Barcelona hace nueve años para estudiar en la ESMUC, Mezquida ha tocado sin parar en clubes y auditorios de todo el país. En agosto dio un concierto a piano solo en el Palau de la Música que verá la luz el año que viene. "El otro día me escribieron de un festival que hacen en un pueblo muy pequeño y que se llama Schubertiada, ¿lo conoces?".

Con 28 años, es uno de los músicos de jazz más solicitados del país. Su agenda es mareante. En noviembre tiene 14 conciertos con 11 formaciones distintas. "Y es un mes relativamente tranquilo", asegura, recién llegado de dar varios conciertos por España. "Yo sabía que quería ser músico, pero realmente no tenía ni idea de qué era la vida del músico profesional". Lo que ha descubierto le entusiasma. "Para tocar con tanta gente distinta tienes que dominar la música al punto de poder ser libre y expresarte como si esa música la hubieras parido tú. Este es el auténtico reto del músico de jazz".

NUEVOS TERRITORIOS

Apenas licenciarse en la ESMUC, Mezquida se hizo un nombre en la escena local: podía tocar cualquier cosa con una facilidad técnica fuera de lo común, un gran bagaje en música clásica y una intensidad extraordinaria. Sus compañeros de gremio fueron los primeros en reconocer su talento, primero con varios premios consecutivos al músico del año y luego con invitaciones a formar grupo con ellos. "La mayoría de gente con la que toco es mayor que yo". Cuestión de trayectoria pero también de carácter. "se lo debo a mis padres, que desde pequeño me acostumbraron a convivir con adultos". Dice que el oficio lo ha aprendido sobre todo en el quinteto de la contrabajista Giulia Valle, pero la lista de los músicos con quienes ha tocado es muy larga. "No imaginaba que en este tiempo habría podido tocar prácticamente con todos los músicos de España con los que me apetecía hacerlo", dice Mezquida, que se ha propuesto ampliar horizontes y abrirse paso en otros territorios.

El jueves, en el Conservatori del Liceu, dentro del 47 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, da un primer paso hacia Estados Unidos. Al frente de su trío habitual, Mezquida debuta junto al saxofonista norteamericano Bill McHenry, una de las voces más reputadas del jazz contemporáneo de Nueva York, con quien ha grabado el álbum 'Cantabili'. "Se lo propuse porque no es el prototipo del saxofonista virtuoso. Tiene algo al mismo tiempo primitivo y sofisticado. Me parece un artista de la melodía, de los pies a la cabeza", asegura.

Juntos han grabado un disco accesible y luminoso que incluye un blues y un boogaloo, registros alejados de los territorios más oscuros que explora en sus conciertos en solitario. "También tiene cosas bastante rock. Creo que si soy músico es gracias a las canciones de The Beatles que escuché de pequeño. Pero lo siguiente que haga será un disco de 'free jazz'. Con mi obra quiero crear una perspectiva artística, que haya una evolución. Que al final la gente venga a escucharme porque cada concierto sea diferente".