OASIS DE RELAJACIÓN EN EL BULLICIO DE LA FERIA

Entre bonsáis y energía zen

El espacio 'Espíritu de Japón' acerca a la tradición y cultura niponas con meditación y terapias naturales

'Ikebana' 8El arte japonés de arreglos florales, más que adornos.

'Ikebana' 8El arte japonés de arreglos florales, más que adornos.

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Un pino japonés de entre 150 y 200 años, un recio olivo mediterráneo de unos 300... Los bonsáis que salpican el espacio El espíritu de Japón del Salón del Manga son bebés si tenemos en cuenta que pueden vivir más de mil años. «Son casi eternos. En Japón se cuidan durante generaciones, son un miembro más de la familiaNo son árboles pequeños sino que en su proporción expresan la grandiosidad de la naturaleza», alecciona Reiko Ishimatsu, directora de la Escuela Bonsaikebana y responsable de la exposición que contribuye a la espiritualidad y la tradición que emana la segunda planta del palacio 2 de Fira Barcelona, salpicada de jardines zen.

No son los únicos iconos de la cultura nipona que, aislados del bullicio de los Pokémon y compañía que revolotean por el piso inferior, pretenden transmitir calma y relajación a las estresadas almas occidentales. Acompaña a los bonsáis una excelsa muestra del arte, de hace más de 500 años, del ikebana, delicados arreglos florales japoneses que, recuerda Ishimatsu, no son simples adornos: «Significan el respeto hacia la esencia de la naturaleza y el agradecimiento por la vida. Tienen su origen en las ofrendas que los monjes budistas hacían a sus dioses. En algunos templos podían llegar a medir 5 metros». Algunos de los del salón, los de estilo antiguo (siglo XIV), se acercan al metro, pero la mayoría cuadran con los pequeños pisos de hoy.

Pero para aquellos otakus otakuspara los que no sea suficiente terapia sentarse alrededor de uno de los jardines zen y relajarse dejando viajar la mente bien lejos de la crisis o la corrupción, hay masajes esperando. Solo tienen que apuntarse -y rezar para que las listas aún no se hayan llenado- en los distintos estands de terapias naturales. Los disfraces de los fans del cosplay no son obstáculo para tumbarse en una camilla y confiarse a manos expertas en shiatsu y reiki (técnicas curativas y relajantes que estimulan la energía y retornan el equilibrio al cuerpo) o kobido, un masaje facial, similar a un lifting natural que ríanse del bótox.

Talleres de cocina macrobiótica y de vestir quimonos, una sala de meditación donde encontrarse a sí mismo o practicar yoga (en la que no falta un gong y un pequeño Buda) y hasta 14 conceptos que resumen el espíritu japonés, entre ellos, la harmonía, la hospitalidad, el autocontrol, la sencillez, la cultura del esfuerzo y máximas como ni lo bueno ni lo malo durará siempre. Quien no se olvida del estrés es porque no quiere.