CRÓNICA

Un 'Macbeth' de alto riesgo

El Temporada Alta se abre con una osada versión de Àlex Rigola de la tragedia

Oriol Guinart, Lluís Marco y Míriam Iscla, en una escena de 'MCBTH (Macbeth)'.

Oriol Guinart, Lluís Marco y Míriam Iscla, en una escena de 'MCBTH (Macbeth)'.

JOSÉ CARLOS SORRIBES
SALT

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un cálido aplauso despidió la osada versión de Àlex Rigola sobreMacbeth,la tragedia poética y sangrienta de Shakespeare, que abrió anoche el festival Temporada Alta de Girona/Salt. Tratándose del exdirector del Lliure nadie pudo quedar indiferente, para bien o para mal, pero seguro que la expectación del estreno, que era también el de la nueva sede del centro de artes escénicas de El Canal en la antigua fábrica Coma Cros, no se vio acompañado por un incontestable éxito artístico. Que elconseller Mascarell comandara una nutrida representación institucional y que colegas de Rigola como Julio Manrique, Oriol Broggi, Hermann Bonnin, Ramon Simó y Sílvia Munt, entre otros, se desplazaran a Salt hablaba del interés que había despertado la propuesta.

A Rigola le gusta hacer de trapecista, incluso sin red, y las acrobacias no siempre son impecables, de la máxima nota, pese al esfuerzo de un entregadísimo equipo de actores, encabezado por el soberbio Joan Carreras. Tiene el director barcelonés una especial predilección por el estatismo en sus últimos espectáculos, en una postura que realza la fuerza de la palabra más que la agitación escénica. Así ocurre en el comienzo deMCBTH (Macbeth), lo que deviene en un devenir moroso, farragoso, de la trama. Ni la aparición de las tres brujas anunciándole su destino al protagonista, con caretas de Mickey Mouse y camisetas del Celtic de Glasgow, provoca un giro en lo que sucede en una escenografía inspirada en el bosque y la caseta deTwin Peaks,la serie de David Lynch.

No es hasta el asesinato del rey Duncan (un brillante Lluís Marco) cuando la pieza remonta el vuelo. La luz cegadora de la revelación sirve tanto para que Macbeth empiece a calibrar las consecuencias de su regicidio como para que Rigola aliñe su propuesta con golpes de efecto de su marca. Empezando por ese guiño gracioso aEl señor de los anilloscon un Macbeth jugueteando con su corona como el inefable Golum con el ansiado anillo de la trilogía de Tolkien. En medio de una pesadilla, el protagonista también sufre un ataque de desenfreno sexual bien explícito o intenta más tarde derribar la casita del bosque como en el cuento deLos tres cerditos. Quizá el más brillante sea el pintar de color rojo sangre las caras de Lluís Marco y de Marc Rodríguez (el noble Banquo) después de su asesinato.

ESPACIO BLANCO / En la breve segunda parte, desaparece el bosque de Twin Peaks para dejar paso a un enorme espacio blanco, esterilizado, irreal. Es allí donde vemos a Macbeth y su mujer completamente desnudos en un desenlace donde la sangre domina la escena con un inmenso charco. Rigola juega con esa sangre como no lo ha hecho antes y en esa balsa la pareja asesina inicia un breve juego sexual antes de la muerte de Lady Macbeth en una escena en la que Alícia Pérez se deja la vida con convulsiones casi epilépticas.

Es el preámbulo para la propia muerte de Macbeth a manos de Macduff (Míriam Iscla) en una escena final sin el clímax que quizá hubiera precisado. Fue otra de las piruetas arriesgadas en la que es la quinta incursión de Rigola en el universo único de William Shakespeare.