FESTIVAL DE PERALADA

«Actúo para relacionarme con el público»

Luz Casal ofrece este viernes el último concierto de 'Almas gemelas' en Catalunya

La dama de la canción Luz Casal.

La dama de la canción Luz Casal.

LUIS TROQUEL / BARCELONA

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Lleva casi cuatro décadas de carrera y pocas son las plazas en las que todavía no ha actuado. De pueblo en pueblo, capital en capital, país en país, continente en continente, Luz Casal ha recorrido mil y un escenarios antes de convertirse en mito incontestable del pop español, en la gran dama internacional de la canción que es hoy. Sin embargo, nunca había estado aún en el Festival de Peralada. Debuta esta noche en la que será la postrer ocasión de presenciar en Catalunya (y una de las últimas en España) la gira Almas Gemelas.

Será también su primer concierto tras su regreso el mes pasado a Chile, uno de los primeros países donde se ganó el favor de un público fiel. «Mantengo con Chile lazos casi inalterables al paso del tiempo», asegura Luz Casal. «Hubo un impasse que coincidió con esos dos momentos de bajón de salud, pero desde la primera vez que canté allí la conexión fue absoluta». Pronto hará 25 años de aquella primera vez, recién caído Pinochet en el mítico concierto de Amnistía Internacional, con figuras como Sting o Peter Gabriel en el Estadio Nacional. «Allí concentraban a los detenidos tras el golpe de estado y los camerinos estaban donde mucha gente había pasado sus últimas horas de vida».

¡Quién iba a decirle entonces que, lustros después, la canción chilena Gracias a la vida se convertiría en una de las más ovacionadas en sus actuales conciertos! «Siempre he tenido un gran respeto por las grandes canciones que han sido interpretadas por sus propios autores. Grabarlas puede convertirse casi en un sacrilegio. Y aunque yo conocía muy bien la obra de Violeta Parra, me vi abocada a cantarla mucho después. De manera imprevista, y se ha convertido en una de los temas indispensables en muchos de los países donde actúo».

Fidelidad

En cuanto las adapta, no hace distinciones entre sus propias composiciones y las muchas canciones que ha versionado. «Una vez que te decides a grabarlas digamos que dejan de estar poseídas. Cuando ya tengo la información necesaria para hacer una versión olvido todo lo aprendido, todo lo que he escuchado, todo lo que he visto y empiezo de cero. Aunque nunca he sido partidaria de destrozarlas, por más atrevida que sea tu adaptación, hay elementos que no puedes traicionar». Fidelidad que suele mantener también a sus propios clásicos. «Siempre he tenido cuidado de no confundir a la gente. Cuando grabas una canción esa es la referencia que tiene y si la cambias depende de cómo igual acabas haciéndole un flaco favor», considera Luz.

Aunque, recientemente, en algunas soprenda con inesperados giros vocales. «Con el tiempo hay vivencias que van acumulándose y sacas más el brillo a cada palabra. Algunas las abordo ahora de manera menos rígida, pero sin dejar que el afán que tenemos los músicos por no repetirnos me lleve a descomponerlas».

Clásicos que nunca faltan en sus conciertos, por más que el repertorio siempre varíe dependiendo del país. «Yo actúo para entablar relación con el público, no para ponerlo en contra, y me esfuerzo por ofrecer a la gente aquellos temas que son más conocidos allí, ya sea en Francia, Grecia o Italia. No tiene para mí ningún interés hacer medio concierto con canciones de las que no tienen conocimiento. Si voy a México por ejemplo, he de cantar Jazmín, una canción que grabé en los años 80 y hace muchísimo que no hago en apenas ningún otro sitio». Se esfuerza también en cantar a menudo alguna pieza en el idioma del país donde actúa, incluso en China, donde cada día está más solicitada.

Perfeccionismo que hace que nunca caiga en la autocomplacencia. Por más que la hayan aplaudido, es de las que cuando acaba un concierto ante todo tiene en cuenta los errores que haya podido cometer. Por imperceptibles que resulten. «Es que de otro modo no avanzas».

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