Los tres tenores de la literatura fantástica

ERNEST ALÓS
AVILÉS

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Hay veteranos venerables y jóvenes prometedores. Pero si hay tres autores que justo en la raya de los 40 han alcanzado la madurez y pueden ser citados ya como grandes nombres de la renovada novela fantástica, no sería nada descabellado elegir a Patrick Rothfuss, Brandon Sanderson y Joe Abercrombie. Pues bien, el joven festival Celsius 232 de Avilés consiguió ayer, en el cierre de su tercera edición, sentarlos juntos para hablar y bromear sobre la nueva fantasy. Un auténtico concierto de los tres tenores del género (con buen rollo aunque a veces no canten al unísono precisamente). O de los tres mosqueteros si aceptamos a George R. R. Martin como D'Artagnan.

En un diálogo lleno de carcajadas de los protagonistas y de aplausos del auditorio, en determinado momento los tres escritores confesaron  cuál es su personaje preferido de El señor de los anillos. Y como juego y novela fantástica van del brazo, introduzcamos uno en esta crónica. Vean las fotos de los tres escritores, lean sus opiniones y seguro que sabrán quién dijo Saruman, quién Sam y quién Gandalf. La solución, en el último párrafo.

EL HÉROE / Y es que la sombra de Tolkien es alargada, al mismo tiempo como referente y como modelo a combatir. «En los últimos 15 años, la fantasía ha redefinido el papel del héroe», reconoce Brandon Sanderson. Y a la hora de hablar de este arquetipo, Rothfuss y Abercrombie toman como modelo a rebatir el tolkieniano. «Los griegos -apunta Rothfuss- tenían la fórmula: el héroe es un varón que llega a lo más alto, pero tiene un defecto y cae por su causa. Si te olvidas del defecto, o todo se hunde o recurres al villano, que acaba siendo más interesante. Cuanto mayor es su debilidad, mejor es el héroe». Aunque en una cosa quiere alejarse el autor de El nombre del viento tanto de Tolkien como de las tragedias griegas: apostar por la mujer, una de las claves, sostiene, de la innovación en el género en la última década. Como lo es, para Abercrombie, tener como referente toda el espectro de la buena literatura, no solo los clásicos de la fantasy.

Abercrombie va más allá cuando se trata de héroes. No quiere crear un mundo de buenos y malos. «Aragorn tenía intenciones heroicas, hacía acciones heroicas y como resultado conseguía heroicidades. Pero los héroes de verdad no son tan puros, hay gente que lleva a cabo actos heroicos por motivos egoístas o sin pretenderlo, o que encabeza una heroica carga que lleva a un desastre». Sanderson, creyente mormón por cierto, le replica: «Es cierto que un personaje monocromo es malo, sea cual sea el color, hablemos de héroes o de otro tipo de personajes. Puede que tenga dudas o defectos, pero yo sigo disfrutando leeando sobre gente que hace buenas cosas por buenos motivos y que busca el bien común».

LA REALIDAD Y LA FANTASÍA / A la hora de replantear las bases de género fantástico, Abercrombie apela al realismo. «Toda ficción tiene lugar en un lugar inventado. Y lo importante es que tenga raíces en la realidad, que tenga sentido de la realidad y que para nosotros los personajes parezcan auténticos. Lectores y escritores somos modernos y debemos abordar cuestiones de la realidad que compartimos», argumenta Abercrombie.

«No soy tan fan el realismo; la realidad es un concepto escurridizo -replica Rothhfuss- Lo importante es la consistencia, que esa realidad de la ficción siga sus propias reglas. Que el lobo hable en Caperucita no sorprende, pero sí en una urban fantasy». Brandon Sanderson se pone en el otro extremo de las posiciones de Abercrombie: «Esto es de lo que va la ficción; que al lector le preocupe algo que no existe. Porque ni los personajes de Jane Austen existen. Y los escritores de fantasía somos los más valientes: pillamos lo más extraño posible e intentamos que aun así os importe a los lectores, os llevamos a lugares extraños y os embarcamos en nuestras locuras».

Y LA RESPUESTA ES... / Y para acabar, la solución al enigma. Evidentemente, el abnegado Sam es el personaje preferido de El señor de los anillos para Brandon Sanderson. El de Patrick Rothfuss, aunque coincide en que Sam es el verdadero protagonista del libro, es el poderoso pero dubitativo Gandalf. Y el de Joe Abercrombie,  que sonrie perversamente, es Saruman: «Es el que quiere la paz mundial y que busca un mundo mejor... para los orcos».