LAS RELIQUIAS DEl ICONO POSPUNK

Los trazos de Ian Curtis

Un libro rescata los manuscritos del fallecido cantante de Joy Division

Ian Curtis, líder de Joy Division.

Ian Curtis, líder de Joy Division.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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El origen del sombrío y poético mundo de Joy Division se sitúa en un archivador con tres pequeños cuadernos y un fajo de cien páginas, la mayoría escritas por las dos caras, llenos de tachaduras y correcciones. De esos manuscritos salió el imaginario del grupo que, a finales de los 70, usó la furia punk para expresar una ambigua desolación existencial, un lánguido desánimo que envolvió fatalmente al autor de esos textos, Ian Curtis, hasta el extremo de quitarse la vida en plena juventud.

El 18 de mayo de 1980 hará 35 años que Curtis se suicidó, a los 23, y que Joy Division entró en la galería mitológica del rock, y un nuevo libro, 'Ian Curtis. En cuerpo y alma' (Ed. Malpaso), se acerca al personaje a través de sus textos de canciones y material inédito. El volumen recoge los manuscritos de 34 de las 43 piezas que grabó Joy Division, así como los textos reproducidos en inglés y castellano, y documentos y rarezas, como la primera entrevista que concedió el grupo, realizada en 1978 por el periodista británico Mick Middles y que incluye un pasaje de cierta tensión cuando Curtis y sus compañeros se defienden de las acusaciones de afinidad con el nazismo.

La sombra bélica

El padre del cantante combatió en la segunda guerra mundial y las referencias a la contienda y a Hitler se sitúan en el origen de Joy Division, empezando por el nombre del grupo (alusión a la llamada «división de la alegría», los barracones ocupados por prostitutas en los campos nazis) y siguiendo por canciones como 'Warsaw' (título que dio nombre a la banda en su primera etapa) o 'No love lost', y por la propia indumentaria del grupo, de ocasionales rasgos castrenses. Pero la imaginería militar fue un recurso del grupo para radicalizar su retrato de un mundo inhóspito y amenazante, una percepción acrecentada por la crisis económica, derivada de la reconversión industrial, que sufrió el Manchester de los años 70.

De ese contexto poco amable salieron las estrofas de Ian Curtis, un muchacho que desarrolló una tendencia depresiva, y al que se le diagnosticó epilepsia cuando su esposa, Deborah, con la que se casó a los 19 años, estaba embarazada. En el prólogo, Deborah describe a un Ian Curtis «compasivo, empático y amable», aunque con un turbulento mundo interior, cuyo interés por la política y la sociedad derivó hacia el nihilismo. Se sincera cuando confiesa que se sintió «furiosa, humillada» por el texto de la canción más popular de Joy Division, 'Love will tear us apart', en la que alude al enfriamiento de su matrimonio. «Cuando muerde la rutina / y la ambición se apaga...»Lector de literatura y filosofía, de Dostoievski y Nietzsche, en su interior se intuía una colisión entre un ánimo revolucionario y un afán por construir un nuevo orden, y un pesimismo aplastante, como apunta Jon Savage en un texto introductorio sustancioso, con calado de ensayo. Muchas de sus canciones parten de una inspiración literaria: Burroughs en 'Interzone', Gogol en 'Dead souls', Hesse en 'Atrocity exhibition'... Textos que describen paisajes emocionales decaídos, espectrales, y que en su día resultaron reveladores para su propia esposa. «Sus letras nos dicen mucho más que cualquier conversación mantenida con él», señala Deborah Curtis. En estas páginas, emergen con todo su enigma y con el vigor de sus trazos originales.