una baza de la criminología

Los rasgos del mal

No es posible trazar el retrato robot del criminal medio, pero la psicomorfología permite identificar las relaciones que hay entre el carácter y las expresiones faciales. Siguiendo las pautas de esa disciplina, un libro analiza los rostros de delincuentes famosos.

Josef Fritzl, conocido como el 'monstruo de Amstetten', a su llegada al juicio, en marzo del 2009.

Josef Fritzl, conocido como el 'monstruo de Amstetten', a su llegada al juicio, en marzo del 2009. / EFE / ROBERT JAEGER

por juan fernández

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Resulta imposible evitar la tentación de adivinar la personalidad que se esconde tras el rostro de un desconocido. Todos hemos construido fantasías a partir de las facciones de ese individuo que viaja frente a nosotros en el metro. Sin saber por qué, hay caras que transmiten agresividad y otras que parecen conciliadoras. Hay rasgos que, de manera sutil, casi inconsciente, hablan de conflictos interiores y otros que delatan espíritus en paz. ¿Será posible deducir la bondad o la maldad de alguien según la forma de sus cejas, el tamaño de su mentón o el volumen de sus pómulos?

La periodista Mónica González Álvarez ha tratado de responder a esta pregunta en el libro Las caras del mal (Luciérnaga), en cuyas páginas ha trazado el perfil psicológico de casi 40 famosos criminales a la luz de lo que dice acerca de las facciones del rostro la ciencia que más profundamente ha analizado la cara de las personas. La psicomorfología, disciplina fundada a mediados del siglo pasado por el psiquiatra francés Louis Corman, sostiene que hay una relación directa entre la personalidad y la expresión facial y establece conexiones entre rasgos concretos de la cara y modulaciones del carácter.

Decepción e intriga por igual

De la mano de dos de los mayores expertos en psicomorfología de este país -Esther Mellado González y Deogracias Mellado Piedra-, González Álvarez ha escrutado los rostros de personajes como Gadafi, Alí Agca, los autores de la matanza de Puerto Hurraco o el carnicero de Rostov, entre otros, a la búsqueda de facciones que conecten de alguna manera todos sus crímenes. La conclusión a la que llega decepciona e intriga a partes iguales a los que aspiran a encontrar en la cara la delación del delito. «No, nuestro rostro no dice si somos buenas o malas personas, pero cuenta muchísimo acerca de nuestro trasfondo psicológico. Las facciones de todos estos criminales esconden detalles que alertan del estado mental que les llevó a cometer esos delitos», explica la autora.

Descartémoslo: no existe el retrato robot del asesino medio, ni mucho menos es posible adivinar que una persona vaya a cometer un homicidio con solo mirarle a los ojos. Sin embargo, el estudio de las facciones de algunos de los criminales más famosos de la historia permite comprender las pulsiones que animaron sus actos.

Las frustraciones, los traumas y los conflictos interiores tienen, según la psicomorfología, expresiones indubitadas en el rostro. Así, una frente inclinada, unida a un mentón fuerte y sobresaliente, delata un carácter agresivo; unos pómulos pequeños o hundidos denotan incapacidad para la comunicación y falta de empatía; una boca pequeña y apretada revela contención y, en ocasiones, represión; una frente especialmente grande anuncia una personalidad controladora y egocéntrica; un rostro asimétrico está gritando a voces un profundo conflicto interior.

Análisis conjunto

Siendo ciertas todas estas correlaciones, Mónica G. Álvarez previene contra la tentación de tomarlas por partes y en sentido literal. «Uno o dos rasgos analizados individualmente no nos dicen nada. Es el rostro en su conjunto el que lo cuenta todo. La forma como se relacionan todas las facciones entre sí -los pómulos con la nariz, las cejas con el mentón o la frente con la barbilla- es lo que permite deducir la personalidad», dice.

Así como la grafología calcula el carácter en base a la escritura, la psicomorfología obtiene información de las personas a partir de sus caras. «Todo lo que nos pasa se refleja en el rostro, aunque no queramos. Nos delata», apunta González Álvarez, quien pone como ejemplo de este vínculo a Irma Grese, conocida como el ángel de Auschwitz o la bella bestia por haber participado con particular sadismo en la muerte de millares de internos del campo de concentración. «Solo hay que comparar sus fotos de antes y de después de pasar por Auschwitz para ver los cambios. Parece otra persona», destaca. A fin de cuentas, la psicomorfología no hace otra cosa que confirmar lo que todos intuíamos: la cara es el espejo del alma. Pero Mónica G. Álvarez, advierte: «Conviene no dejarse llevar por las primeras impresiones. A veces las apariencias engañan». 

OSAMA BIN LADEN

Líder de la organización

terrorista Al Qaeda

Su estructura facial es propia de alguien más dado a la actividad mental y al mundo de las ideas que a la acción o los impulsos. El esqueleto estrecho y alargado de su cara le define como una persona inteligente e imaginativa, aunque también revela una tendencia a vivir a la defensiva. El triángulo formado por ojos, nariz y boca habla de una gran capacidad para la comunicación. Destaca la anchura de su nariz, muy carnosa en la base, propia de alguien que no se deja conmover con facilidad.

ANDERS BREIVIK

Mató a 77 personas en la isla noruega de Utoya en el 2011

El rasgo más llamativo de su rostro es su frente grande, alta y de inclinación vertical, rasgos propios de carácteres dados a las fantasías o los idealismos fanáticos. El surco horizontal que le parte la frente delata una tendencia obsesiva, lo que le convierte en una mente peligrosa. Sus ojos hundidos señalan cerrazón de carácter frente a otras ideas o valores morales ajenos a los suyos. Además, añade la periodista, tiene pómulos típicos de personas especialmente tímidas y encerradas en sí mismas.

CHARLES

MANSON

Líder de la secta ‘La Familia’, ordenó el asesinato de Sharon Tate

Su mandíbula angulosa y su mentón sólido hablan de una personalidad ingobernable. A este diagnóstico se suman las abolladuras de su rostro, propios de un espíritu polémico e inconformista. La suya es la cara de un líder. Su frente amplia, con una protuberancia sobre las cejas, delata instinto curioso. Sus orificios nasales grandes indican tendencia al descontrol. El conjunto formado por sus ojos penetrantes y sus cejas muy marcadas revelan a una personalidad dominante y agresiva.

Mark David Chapman

Asesinó a John Lennon en 1980

Su rostro está lleno de desarmonías. La mitad izquierda es más grande que la derecha, lo que alerta sobre un marcado desequilibrio interior. Sus ojos hundidos, unido a su frente alta y grande, indican que toma la vida de forma parcial, incapaz de adquirir una visión de conjunto. Tiene los pómulos retraídos y las mandíbulas finas, lo que delata su frágil emotividad, propia de alguien inmaduro e introvertido. Su rostro no es violento, pero puede sufrir explosiones emocionales infantiles.

Adolf Hitler

Máximo responsable del genocidio nazi

Su rostro muestra unas desarmonías psicomorfológicas que revelan graves frustraciones afectivas y sexuales. Su nariz y su boca retraída señalan el sentimiento de fracaso que le persiguió desde pequeño. Sus pómulos abruptos indican baja autoestima. Sus ojos son vigilantes, desconfiados. Es una persona falta de empatía y siempre alerta. Su nariz en diagonal, muy destacada sobre su boca, señala tendencia a la ira. La protuberancia sobre las cejas revela carácter inconformista y polémico.

Miguel Ricart

Participó en la violación y muerte de ‘las niñas de Alcàsser’ en 1992

Su perfil en diagonal, con la frente muy inclinada y las mandíbulas agudas y fuertes, habla de un carácter impulsivo, violento y carente de control. La forma lisa de su frente, no demasiado grande, revela sus escasas aptitudes para el razonamiento y el juicio crítico. Es alguien que actúa sin pensar, incapaz de trazar una estrategia, que se deja llevar. El conjunto formado por sus ojos metidos hacia adentro, sus labios firmes y las aletas de su nariz finas, señalan dificultades para empatizar. 

TONY ALEXANDER KING

Asesinó a Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes

El tamaño de su zona instintiva –formada por las mandíbulas, el mentón y la boca–, unido a la forma de su frente, especialmente inclinada, revela a una persona impulsiva y poco dada al autocontrol. Su rostro es primario, agresivo e impulsivo, propio de alguien incapaz de trazar un plan. El grosor abultado de su nariz delata a un carácter egocéntrico, siempre dispuesto a imponer su deseo. Este detalle, unido a su carencia de pómulos, advierte de su incapacidad para la empatía.

IÓSIF STALIN

Responsable del genocidio de 20 millones de personas en la ex-URSS

Visto de perfil, su rostro traza una clara diagonal, rasgo propio de personas guerreras y dominadoras, guiadas por los instintos más que por la reflexión. Tiene una cara ancha de piel tónica, típica de personalidades dadas a la expansión, que saben lo que quieren, lo buscan con sentido práctico y no se dejan influir. Su nariz grande y de base amplia es frecuente en individuos que se mueven con gran seguridad. Sus pequeños orificios nasales delatan a una personalidad que no se conmueve fácilmente.

JOSEF FRITZL, EL ‘MONSTRUO DE AMSTETTEN’

Secuestró y violó a su hija durante 24 años

La retracción de sus pómulos y la atonía de la piel que los recubre revelan una carencia de empatía y pobreza afectiva. La nariz corta es un signo de falta de catadura moral y de tendencia a padecer desór-denes sexuales. Sus cejas angulosas denotan una actitud dominante, característica del que solo se guía por su deseo e impone su voluntad. Sus labios finos son habituales en personas que mienten y controlan lo que dicen. La falta de simetría de su rostro delata un profundo conflicto interior propio de quien, como él, llevaba dos vidas.

José Bretón

Mató a sus dos hijos y quemó sus cadáveres en octubre del 2011

Su frente ancha, redondeada en la parte superior, es el principal deta-lle de su rostro. Este rasgo suele estar asociado a personalidades introvertidas, autocontoladoras y egocéntrico. La verticalidad de su frente también delata a un buen estratega, alguien que planifica sus movimientos antes de actuar y no se deja llevar por los impulsos. Los pómulos grandes revelan un gran potencial social, pero la forma de sus orificios nasales y la carnosidad de la punta de su nariz le definen como un ser introvertido con dificultades para la comunicación.