ESTRENO EN LA SALA MUNTANER DE UNA COMEDIA NEGRA
Los idiotas de la crisis
Jordi Casanovas juega con la estupidez humana en 'Idiota', con Ramon Madaula y Anna Sahun
Un empresario arruinado acude a la llamada del dinero fácil. Accede a participar, cual conejito de indias, en un experimento psicológico remunerado. La hipótesis a probar: cuando nos sometemos a situaciones de presión extrema se agudiza el ingenio, aumentan las capacidades para resolver enigmas. O sea, la crisis nos hace más listos. Bienvenida sea... o no. He aquí la cuestión que el prolífico dramaturgo y director Jordi Casanovas indaga en Idiota, que estrenó este miércoles la Sala Muntaner. Ramon Madaula se mete en el pellejo del pobre hombre y Anna Sahun, en el papel de psicóloga, le va martirizando.
«En esta crisis no dejan de hablar de las oportunidades. Nos venden que cuanto más puteados, mejores soluciones hallaremos. Mi obra reflexiona sobre ese poder de reacción», argumenta el autor, que vuelve a la comedia negra explorada en Un home amb ulleres de pasta y Sopar amb batalla. Le ha salido, más o menos, un 70% de comedia y un 30% de thriller. Y una carpintería teatral que recuerda de inicio a El método Grönholm de Jordi Galceran y anima al público a resolver las pruebas antes que el personaje.
«Al llevar al protagonista al límite de perder la razón, las risas estallan», declara Casanovas, que ha pintado a su antihéroe con coleta, camisa de flores y un aire cutre y hortera que a primera vista echa para atrás. Luego, al verlo sufrir tanto surge la empatía. «Empieza cómica pero sigue muy bestia y cruel», tercia Madaula, que defiende a su personaje: «Es un hippy reciclado que montó un karaoke y le fue mal. Se dejó enredar con un crédito hipotecario, como tantos otros. Creíamos que todo era fácil y nunca lo es. Los de la banca son unos hijos de puta y el resto, los idiotas», suelta el actor, que se incluye entre estos últimos. «Cada día me siento idiota porque constantemente nos engañan, como se ve en las noticias».
La obra, agrega Madaula, retrata la tozuda idiotez humana. «No escarmentamos. Buscamos la felicidad inmediata y, como mi personaje, caemos una y otra vez en el pecado de las tentaciones y la ambición», lamenta el actor, que se ha estrenado como dramaturgo con Coses nostres (en la sala Atrium hasta el 10 de mayo). En escena, un director de un teatro público se enfrenta a un reputado crítico. «Es una ficción nacida de una intensa inquietud: cómo se pone nota al arte; cómo se valora si esto está bien o mal. Yo he tenido muchas sorpresas: cosas que creía buenas no tuvieron éxito y al revés».
Teatro documental
Cuenta Casanovas que Idiota es la otra cara de los manuales de autoayuda. «Nos están dando gato por liebre. Dan dogmas estúpidos que atontan», aduce el creador, que dispara otro dardo: «Ser autónomo hoy es un suicidio. Está muy bien perseguir sueños pero hay que se realista». Él ya anda persiguiendo uno: un ciclo de teatro documental que podría acoger la Sala Muntaner al estilo del Teatro del Barrio de Madrid. Ahí entraría su próxima obra, Pujol, president, y cita otros apetitosos casos: Neymar, las mafias chinas, Rouco Varela... Un filón inagotable.
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