Longares o la tradición

El escritor madrileño, autor de la celebrada 'Romanticismo', publica su octava novela, 'El oído absoluto'

Manuel Longares

Manuel Longares / periodico

ELENA HEVIA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ahora que todo el mundo mira hacia atrás para detectar en qué momento exactamente de la Transición se 'jodió' España, bueno sería recuperar una de las obras capitales sobre aquella época, ‘Romanticismo’, de Manuel Longares, un escritor madrileñísimo que bebe directamente de Galdós y de Valle-Inclán aunque su estilo castizo y burlón solo le pertenezca a él. Quince años y tres  novelas más tarde de aquel hito que no logró, sin embargo, que Longares (Madrid, 1943) superase una condición de autor para unos pocos aparece 'El oído absoluto' (Galaxia Gutenberg), una novela que retrata con humor cómo nace y crece una vocación literaria. Tras ella, el mundillo literario más carpetovetónico entre la guerra civil y la posguerra, en una especie de 'patchwork' en el que tienen cabida la zarzuela, la copla y la revista musical. "No he pretendido hacer sociología del hecho literario –explica Longares al otro lado del hilo telefónico-. Más que las maledicencias, que las hay cuando se habla de los cafés literarios de los años 40, a mí me interesaba la vivencia de cómo se trasmite la literatura, de su dificultad". 

Asume el autor, que siempre ha procurado la diversión del lector, un sentido del humor como característica propia, esencial. "El humor es importantísimo. Y aunque es verdad que el libro a medida que avanza se va deslizando hacia una visión un poco desolada de lo que es la vida literaria y sus circunstancias, finalmente todo acaba con ese afán de los herederos del protagonista por llenar una biblioteca de la que solo tienen la carcasa y que a mí me recuerda el camarote de los hermanos Marx".  

Por una vez en sus ocho novelas, pobladas habitualmente por pobres gentes, por perdedores de la guerra, por emigrantes, una de sus ficciones no transcurre totalmente en Madrid, su Madrid. "Es una ciudad cómoda para mí porque la conozco muy bien y a la hora de plasmarla en una novela lo que hago es transformarla. Es un Madrid que no existe y que dudo haya existido alguna vez. Ese es el poder que tienen las palabras".  

Pocos autores hay como él que vayan reivindicando todavía a Galdós. "Pero eso no es reivindicar el realismo, cuidado –advierte- eso es partir de unos principios básicos. De misma manera que puedes partir de Tolstoi, de Dickens o de los autores alemanes de posguerra como Hermann Broch o Musil. Pero de todo eso solo asumes la parte que te interesa. No, no soy realista". Y la precisión suena a que esa coletilla es una lata ya oxidada de la que quiere deshacerse, sin acabar de conseguirlo.  

TRADUCTOR DE J. V. FOIX

Las risas que jalonan cualquier conversación con el locuaz y entrañable Longares se interrumpen cuando se le pide que opine sobre la tensa relación entre Madrid y Barcelona, de la que se resiste a hablar en términos que no sean literarios. Puede hacerlo. Su granito de arena lo puso en el 92 olímpico cuando tuvo una revelación poética con los poemas 'De sol i de dol' de J. V. Foix. "Fue un deslumbramiento, coincidí con ellos anímicamente y con toda la osadía del mundo, porque soy capaz de leer en catalán pero no sé hablarlo, me senté a la mesa y a base de mucho trabajo logré desentrañarlos. Claro que conté con la asesoría de unos amigos catalanes de altísimo nivel, como Pere Gimferrer, Enrique Badosa o Carlos Pujol".

Y puede ir todavía más lejos en su especial relación con Barcelona, la ciudad a la que le llevó su luna de miel allá por los años 60. "Yo tenía muchas ganas de ir porque entonces la ciudad marcaba la línea literaria y había un fervor inmenso por poetas como Jaime Gil de Biedma. Entonces había mucho contacto entre los escritores de aquí y de allí. Así que cuando me casé, dijimos ‘a Barcelona’ y allá fuimos". 

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"La levedad de la cultura\u00a0","text":"La prueba del algod\u00f3n para el autor es que autores que fueron tan importantes en su formaci\u00f3n como Ortega y Gasset, Ramon J. Sender o Arturo Barea \u2013todos ellos reivindicados en su novela- hoy se coticen a la baja y al m\u00e1s absoluto ninguneo. Para Longares, que se form\u00f3 leyendo a los cl\u00e1sicos espa\u00f1oles del XIX, es muy dif\u00edcil que en el futuro los j\u00f3venes escritores alcancen aquella \"excelencia\"."}}