RECUPERACIÓN

Viaje a la Alemania del estigma nazi

Rescatada la novela 'Regreso a Berlín', de la olvidada Verna B. Carleton, que refleja cómo los alemanes afrontaron la posguerra en los años 50

Una calle del Berlín bombardeado durante la guerra.

Una calle del Berlín bombardeado durante la guerra. / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Alemania, años 50, en plena posguerra. Ha empezado la reconstrucción pero las ruinas siguen ahí. No solo las físicas. La culpa por el Holocausto la sienten “las almas decentes y honestas que lloran porque no pudieron impedirlo, no porque ellos lo causaran”. En las mismas calles conviven “millares” de alemanes “fanáticos” que formaron parte “de las SS, dirigieron los campos de concentración y las fuerzas de represión en los países ocupados por Hitler”: “No se han esfumado. Se hallan en toda Alemania, trabajando pacíficamente sin la menor sensación de culpa por lo que hicieron en el pasado. Te dirán que solo obedecían órdenes de sus superiores. Es gente sin rastro de conciencia ni de alma, gente que puede encender el gas que asesina a millones de personas y después decir: ‘Estas manos no son mías. Soy una herramienta’”. Este diálogo lo escribió la periodista estadounidense de ascendencia alemana Verna B. Carleton en 'Regreso a Berlín', novela basada en el revelador viaje que ella misma realizó, en 1957, a la que fue capital del Reich, junto a su amiga la fotógrafa Gisèle Freund, quien había huido del nazismo en los años 30. 

El libro se publicó en inglés en 1959, recibiendo muy buena acogida, pero había permanecido olvidado desde entonces. Hasta que recientemente a una historiadora que trabajaba para la editorial alemana Aufbau Verlag le llamó la atención en una biblioteca aquel título firmado por V.B. Carleton, de quien no sabía ni que era una mujer. Investigó y halló a su hija, que vive hoy en México, y en el 2014 recuperaron la obra, y su historia. En España la coeditan Periférica y Errata Naturae, las mismas editoriales independientes que lanzaron el 2016 una de las sorpresas literarias del año, 'Tú no eres como otras madres', de Angelika Schrobsdorff, una historia real sobre la madre de la autora, ambientada en la Alemania nazi, y de la que ‘Regreso a Berlín’ vendría a ser  la continuación cronológica.  

Carleton murió en 1967 en Nueva York. Había nacido en New Hampshire en 1914 de madre inglesa y padre de origen alemán, que las abandonó. Por ello, la autora renunció a su apellido, Von Kessler. Se casó con un médico en México, donde frecuentó los círculos artísticos de exiliados alemanes, con dos testigos de boda de excepción, Frida Kahlo y Diego Rivera. Amiga de escritores como Anna Seghers y Sylvia Beach y Walter Benjamin, a quienes conoció en París, escribió para medios como el 'Saturday Evening Post' o 'The New Yorker'.   

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Por la Espa\u00f1a de Franco","text":"Durante el viaje en barco que les lleva a Alemania, el matrimonio protagonista y su amiga, \u00e1lter ego de Carleton, desembarcan en A Coru\u00f1a. Saben que \u201cla prensa espa\u00f1ola estaba amordazada por la censura\u201d y sin embargo, en una calle c\u00e9ntrica pudieron comprar un peri\u00f3dico londinense lleno de noticias sobre la Espa\u00f1a de Franco: una revuelta estudiantil en Barcelona, una marcha de protesta de madres en Madrid y el corresponsal brit\u00e1nico afirmando que a la Falange le cuesta suprimir la oposici\u00f3n porque \u201cel pueblo espa\u00f1ol estaba cansado de que lo gobernasen unos l\u00edderes ineptos, deshonestos y absolutamente incompetentes\u201d.\u00a0"}}

En 1957 emprendió con Gisèle Freund (Schöneberg, 1908 - París, 2000) el viaje que reflejaría en 'Regreso a Berlín'. Su amiga fotógrafa y exiliada no quería saber nada de su país ni de los alemanes pero necesitaba volver a contactar con su pasado y eso es lo mismo que hace el protagonista de la novela de Carleton, el judío también exiliado Erich –acompañado de su esposa y de una amiga periodista, álter ego de la autora-. A este, sus padres logran enviarle a Londres en 1934 para librarlo de la persecución nazi y aún sufre el síndrome del superviviente: se siente culpable por no haber muerto, como tantos millones de víctimas.

ESTIGMA NAZI

Descubren una Alemania todavía en ruinas que, a marchas forzadas, se está recuperando de los efectos devastadores de la segunda guerra mundial. Se llamó el “milagro económico alemán”, sobre todo en la zona Occidental, en plena fiebre reconstructora. En un Berlín ya en plena guerra fría, dividido en Berlín Este y Oeste, hallan un pueblo capaz de gritar un día “¡Heil Hitler!” y al siguiente alabar la democracia, “de nuevo arrogante, no derrotado”, donde puedes “encontrar a antiguos enemigos otra vez en lugares muy destacados”. Tanto los aliados como los soviéticos estaban dispuestos a olvidar el estigma nazi si podían usar a antiguos acólitos de Hitler en su favor. 

Muchos alemanes, escribe Carleton, “fingen que toda la ocupación nazi de Europa, los campos, los asesinatos masivos y los saqueos han sido obra de un puñado de líderes y que el resto de alemanes son víctimas inocentes que ahora necesitan que el mundo entero los perdone”. 

NUEVAS GENERACIONES

La periodista va desgranando un mosaico de destinos individuales y familiares: los que lucharon -y o están exiliados o fueron asesinados-, los perseguidos que se quedaron y sobrevivieron, los alemanes que se inhibieron, los que participaron y siguen impunes... Y las nuevas generaciones, que no vivieron la guerra: de talante antimilitarista, no entendían a sus padres y les echaban la culpa de no haberse resistido a Hitler, surgido, añade, no de la casualidad, sino “de lo más oscuro y atormentado del espíritu germano”.