¿Quién se va a la Diagonal?

Los libreros apoyan esponjar la Rambla de Catalunya en Sant Jordi como propone Trias pero no quieren ser ellos quienes se muevan

La aglomeración de la Rambla de Catalunya, el pasado jueves.

La aglomeración de la Rambla de Catalunya, el pasado jueves.

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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El pasado jueves, el alcalde Trias planteaba que, ante la saturación de la Rambla de Catalunya, un paseo que en los últimos años cinco años se ha convertido en el epicentro de la fiesta de Sant Jordi compitiendo con el paseo de Gràcia y la plaza de Catalunya, se estudie el traslado de la mitad de las casetas a las nuevas aceras de la Diagonal. Ayer, las fuentes del sector consultadas apoyaron a Trias en su diagnóstico pero le apuntaron varios matices, especialmente significativos cuando el alcalde ha propuesto que cualquier cambio deba contar con un consenso previo de los afectados. Los libreros admiten que en el paseo no se cabe, pero no quieren ser ellos quienes se trasladen a la reformada Diagonal, sino las casetas de los partidos políticos. Aunque, en este caso, el atractivo del Sant Jordi en la Diagonal sería bastante cuestionable.

Las tres grandes librerías más afectadas, con amplias casetas y puestos de firmas en la Rambla de Catalunya, serían Abacus, La Central y la Casa del Libro. Fuentes de la última no se pronunciaron ayer. Responsables de Abacus señalaron que no quieren renunciar a esa ubicación, y sí que sean los partidos quienes se desplacen. Una posición que comparten los propietarios de La Central, Antonio Ramírez y Marta Ramoneda.

Saturación peligrosa

«Algo hay que hacer. Entre Còrsega y Diputación la Rambla está saturada y es hasta peligroso», apunta Ramírez, que apoya la propuesta de la alcaldía de ubicar solo una fila de casetas, en lugar de una a cada lado del paseo, como ahora, lo que deja un paso insuficiente «y hace imposible dirigir las colas de las librerías que organizan firmas de autores; está claro -concluye- que faltan metros». Sin embargo, Ramírez duda de que la Diagonal funcione: «El circuito comercial va de la Rambla de Catalunya hasta Canaletes, es difícil que arranque de más lejos. La solución es sacar a los intrusos de ese circuito principal. No tanto a las entidades culturales como a los que el resto del año no se dedican al libro, las casetas de los partidos politicos que ya hicieron que nos fuésemos de Canaletes y optáramos por la Rambla de Catalunya». Ramoneda opta por cargar más el paseo de Gràcia y enlazarlo con la Rambla por Còrsega. «Pero a la Diagonal yo no me iría», añade. «En el paseo de Gràcia había sitio. No se puede hacer llegar el núcleo de la fiesta hasta el Tibidabo, porque la gente quiere hacer piña, encontrarse y sentirse grupo», argumenta también Josep Cots, de la librería Documenta.

Si de las instituciones representativas del sector hablamos, hay un acuerdo general con la propuesta de Trias de ensanchar y esponjar. El presidente de los libreros, el manresano Antoni Daura, ve bien la propuesta en términos generales, pero sin pronunciarse por una alternativa en concreto. Pero un miembro barcelonés de la junta del gremio, Carme Prims, cree que son los libreros quienes deben quedarse en la Rambla: «Dejarla económicamente nos afectaría. A los políticos, no». «A la gente le gusta triar i remenar, disfrutar de la fiesta con comodidad, y estaremos a favor de todo lo que ayude a que el lector se pueda acercar al libro», argumenta el presidente de los editores catalanes, Patrici Tixis. «La gente quiere mirar libros, y para hacerlo posible a quien tienes que desplazar no es a los libreros», concreta el editor Jordi Ferré.