el personaje de la semana

Lewis MacDougall: un inmenso pequeño

Huérfano de madre y con apenas experiencia en cine, el niño escocés que protagoniza 'Un monstruo viene a verme' se ha ganado a pulso el título de actor profesional

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OLGA PEREDA

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Cerca de mil niños quisieron ser Conor O'Mally. Solo uno lo consiguió: el escocés Lewis MacDougall. ¿Qué vio J. A. Bayona en él? Algo especial, una mirada, un gesto, una mezcla de dureza y dulzura. «Por el 'casting' pasaron varios centenares de chavales. Lewis era diferente a todos. Un niño que todavía estaba intentado averiguar quién era», afirma el cineasta. Ese conflicto personal, lidiar con uno mismo para buscar un hueco en el mundo, es el que tiene también el protagonista de 'Un monstruo viene a verme', un chaval vulnerable cuya madre sufre un cáncer terminal. Su padre no quiere hacerse cargo de él, con su abuela no tiene la mejor de las relaciones y, además, sufre acoso en el colegio.

LANZADERA PARA CRÍOS

MacDougall, que rodó la película con 12 años y hoy tiene 14, encajaba a la perfección en el papel. Demasiado mayor para ser un niño y demasiado niño para ser un hombre. El jovencísimo actor, además, sabe lo que es perder a la persona que le dio la vida. Huérfano de madre, mantiene una estupenda relación con su padre, que le apoya al cien por cien en su inmersión en la interpretación.

Las películas de Bayona son una lanzadera para los críos. Pasó con 'El orfanato' y Roger Príncep, al que luego hemos visto tanto en cine ('Los girasoles ciegos') como en televisión ('Ull per ull'). El director barcelonés -con una parte infantil muy latente en su corazón y en su cerebro- también puso en el mapa cinematográfico al británico Tom Holland de la mano del tsunami de 'Lo imposible'. Fue su primera película y ahora, con 20 años, se lo rifan en la industria de Hollywood ('Vengadores: la guerra del infinito', 'Spiderman: Homecoming'). Lewis MacDougall apunta maneras para convertirse en un nombre propio del cine. A Sigourney Weaver (su abuela en la película de Bayona) se le cae la baba con él: «Tiene muchísimo talento. Le adoro».

ENFADADO ADREDE

«Es un actor impresionante, enorme», afirma Sandra Hermida, directora de producción y coproductora de 'Un monstruo viene a verme'. «La película es el niño», destaca. Durante el rodaje, el equipo -consciente de que Lewis es un encanto de persona- se sorprendió al ver que el chaval tenía una relación muy áspera con sus 'acting coaches' (las personas que le preparan para actuar). «Parecía que todos los días estaba enfadado con ellos. Y no sabíamos por qué», comenta Hermida.

Semanas más tarde, el chaval reveló que tenía esa actitud, precisamente, para meterse aún más en la piel del protagonista, un niño lleno de rabia y frustración.

SEGUNDO FILME

'Un monstruo viene a verme' es la segunda película de Lewis MacDougall, que apenas tiene formación como actor, más allá de unas clases recibidas en The Drama Studio de Edimburgo, ciudad en la que nació. Cuando tenía 11 años se puso a las órdenes de Joe Wright para rodar 'Pan: Viaje a Nunca Jamás'. También ahí tuvo que pasar por un 'casting'. Cuando le llamaron y le dijeron que el papel era suyo, le entraron ganas de llorar y de reír al mismo tiempo. Una vez digerido el subidón, se fue a cenar 'fish and chips'. «Había que celebrarlo».

EMPATÍA

Sus compañeros de colegio nunca le tomaron muy en serio cuando anunció que rodaría 'Pan: Viaje a Nunca Jamás'. Una vez estrenada la película, con todo el país (países, mejor dicho) inundado de los carteles del filme, no daban crédito. «Se pasaron muchas semanas mandándome fotos con los pósters», recuerda el joven intérprete.

Lewis MacDougall ya es un actor. Así se define en Twitter, donde tiene algo más de 460 seguidores y donde se dedica a promocionar 'Un monstruo viene a verme'. La cinta, para él, tiene muchas virtudes. Una de las principales es la empatía de los espectadores. «Todo el mundo puede sentirse solo en la vida y tener muchos problemas. Ojalá esta película pueda ayudarles», explica.

No hay más que ver el filme para darse cuenta del futuro que tiene por delante. Pero, de momento, va pasito a pasito. Sigue estudiando y sacando buenas notas. No dejó de hacerlo ni un solo día durante el rodaje de la película.