ENGAÑO DE FICCIÓN

Una gran estafa literaria

El documental 'Author: The J. T. LeRoy Story' cuenta la fascinante historia de un autor juvenil transgénero de oscuro pasado que fue en realidad el fraudulento invento de la neoyorquina Laura Albert, 15 años mayor que su personaje. Se estrena en Movistar Xtra .

A la izquierda, Laura Albert, en una imagen reciente. A la derecha, la escritora en una foto de juventud.

A la izquierda, Laura Albert, en una imagen reciente. A la derecha, la escritora en una foto de juventud.

JUAN MANUEL FREIRE

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El director Jeff Feuerzeig parece obstinado en contar la historia de artistas singulares, ajenos a las normas y, en el caso de su último objeto de análisis, quizá también a la decencia. Su documental más famoso, 'The devil and Daniel Johnston', premio del público en el In-Edit, conseguía que comprendiéramos y quisiésemos todavía más al músico acosado por demonios Daniel Johnston. El más reciente, 'Author: The J. T. LeRoy Story' (estreno este lunes, 6 de febrero, en Movistar Xtra, a las 22.00 h.), no acaba de explicar ni justificar las acciones del autor J. T. LeRoy, o mejor dicho, de la autora del autor, Laura Albert (1965). ¿Confusión? Tratemos de deshilar la madeja.

Hoy ha quedado, quizá de forma injusta, como una nota a pie de página de la literatura, pero a finales de los 90, principios de este siglo, el escritor J. T. LeRoy causó sensación con una serie de libros en los que supuestamente canalizaba sus vivencias como hijo de una prostituta de parada de camiones, a su vez prostituido por ella vestido de niña. Críticos y celebridades (desde Bono de U2 hasta el cineasta Gus Van Sant, entre otras muchas) se dejaron fascinar por la forma pero sobre todo el fondo de estos libros, finalmente revelado como pura ficción: LeRoy, como se destapó en el 2005, era invención de Laura Albert, una mujer 15 años mayor, casada y con un hijo.

Hace unos años, Laura Albert se negó a participar en el documental 'The cult of J. T. LeRoy', pero en la película de Feuerzeig es la protagonista absoluta. Su testimonio es la espina dorsal del relato; de hecho, la escasez de voces adicionales (y a ser posible contrarias) deviene en una visión demasiado parcial de la historia. Pero se puede llegar a entender que Feuerzeig aceptara posibles imposiciones por parte de la escritora a cambio no solo de sus palabras, sino también del arsenal de cintas de contestador y vídeos domésticos en que se apoya el documental.

INFANCIA COMPLICADA

La película viaja atrás y adelante en el tiempo para comparar los años de explosión de LeRoy con los años de oscuridad de su creadora. Laura Albert tampoco tuvo una infancia sencilla. En el colegio no era popular y no se sentía a gusto en su cuerpo. Tras el divorcio de sus padres cuando ella tenía 13 años, su madre tuvo supuestamente una serie de novios que también querían a la niña. «Daba miedo», explicó a 'The Paris Review' en el 2006, «pero en el momento pensé que el sexo era un intercambio justo, porque estos hombres me ofrecían cosas que necesitaba: atención, validación o una figura paterna».

Albert niega tener un trastorno de identidad disociativo, habitual mecanismo de defensa para sobrellevar abusos, como recuerda M. Night Shyamalan en 'Múltiple'. Pero en la película habla de LeRoy como un personaje con vida propia surgido de su psique; otras veces, complicando su discurso, habla de su criatura como un acto de 'performance'. El caso es que, según el relato de Albert, a mediados de los 90 llamó a un Teléfono de la Esperanza y apareció, con su voz, este joven de 13 años llamado Terminator («un nombre estúpido… pero así era como se llamaba»), animado por el psicólogo Terrence Owens a exorcizar su crudo pasado a través de la literatura.

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Laura Albert/Terminator se animó y al año siguiente ya buscaba formas espectaculares de dar a conocer su obra. Envió un relato por fax al escritor Dennis Cooper, quien se hizo fan y le presentó a Bruce Benderson, a través del cual hizo otros contactos. A los 17 años ya había fichado por Crown, aunque su primera novela, 'Sarah', acabó saliendo en Bloomsbury. Las críticas fueron excelentes, no se sabe hasta qué punto influidas por la historia vendida por Laura Albert. Todos caímos rendidos. Yo mismo me rendí al libro en las páginas de la difunta revista de tendencias barcelonesa 'aB': «LeRoy ha desdeñado buena parte de las posibilidades truculentas de sus vivencias en aras de una inclinación poética que busca la mirada comprensiva de lo furtivo».

LA JOVEN CUÑADA

Durante un tiempo, LeRoy atendió las atenciones apasionadas por teléfono, pero al final se vio obligado a emerger. Y quien se dejó ver por la vida pública no fue Laura, sino su joven cuñada Savannah, ataviada con peluca y gafas de sol. Laura, a su vez, se hizo pasar por su asistente británica, Speedie. A la gente siempre le interesó más J. T., aunque Speedie hizo buenas migas con Courtney Love o Billy Corgan, quien fue uno de los primeros en saber el secreto.

Corgan la apoyó también a posteriori, al contrario que la enfadada Asia Argento, directora de la adaptación al cine de 'El corazón es mentiroso', su segundo libro. La productora que había comprado los derechos del anterior, 'Sarah', demandó a Albert por fraude y cobró una indemnización de 116.000 dólares.

Ahora la autora escribe a su nombre, pero sus fans son invisibles. Y la prosa es la misma. El caso ejemplificaba algo que hoy sigue vigente, si no todavía más presente por culpa de la invasiva cultura de la celebridad: no importa tanto lo que haces como el personaje que te has creado.