NUEVO FILME DEL REALIZADOR MEXICANO

Lazos sangrientos

Guillermo del Toro rinde homenaje al melodrama gótico en 'La Cumbre Escarlata', con Mia Wasikowska y Tom Hiddleton

Guillermo del Toro.

Guillermo del Toro. / periodico

MARTA CERVERA / BARCELONA

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El realizador mexicano Guillermo del Toro (Cronos, El espinazo del Diablo, El laberinto del Fauno) recrea una historia moralmente ambigua de tintes góticos en su nuevo filme, La Cumbre Escarlata. Esta historia clásica con fantasmas, asesinatos, secretos y una vieja mansión se ambienta en el siglo XIX. El conflicto entre la antigua nobleza europea y el nuevo poder económico surgido en EEUU sirve de trasfondo para el enfrentamiento entre dos mujeres: la inocente Edith (Mia Wasikowska) y la interesada Lucille (Jessica Chastain).

Del Toro, autor también del guion, ha reservado «el rol de damisela en peligro» al enamorado de la protagonista, Charlie Hunnam, mientras que al cazafortunas que se casa con ella, el noble inglés Thomas Sharpe (Tom Hiddleton) está atrapado entre una mujer que puede salvarle y otra que le llevado a cometer actos horrendos. «Thomas es un personaje ambiguo. Es a la vez es luz y sombra», dice Hiddleton, encantado con Del Toro. «Sabe lo que quiere pero a la vez es muy generoso y te deja probar otras cosas, está abierto a sugerencias», afirma. Lo mismo opina Wasikowska: «No hicimos improvisaciones pero el guión se fue alterando a base de pequeñas ideas».

Sexo "liberador"

Aunque el filme conecta con los melodramas antiguos en La Cumbre Escarlata el sexo tiene un tratamiento diferente. «No es una fuerza casi destructiva. Quería lanzar un mensaje diferente al del gótico que venía a decir que el sexo era negativo o te ponía en peligro. Desvinculé esta idea de la heroína principal. El sexo en este filme es liberador , no solo para ella. A él lo cambia». En su filme hay referncias a las hermanas Brönte, autoras de Cumbres Borrascosas y Jane Eyre y de Mary Schelley, de Frankenstein. Ese es precisamente su libro de cabecera. Ese monstruo siempre le ha fascinado. «Para mí es una criatura que ha sido echada al mundo por un padre que no se hace responsable de él». Del Toro se identifica con Frankenstein «porque es un freak, alguien que no encaja y es rarete», añade. «La salvación y el horror están en la familia por eso para mí los monstruos reales de La Cumbre Escarlata son la mujer del retrato y el padre ausente. Él es el peor».

Del Toro ha creído desde pequeños en los espíritus. Su madre solía contar como el fantasma de su abuela se le apareció y visitó su cama cuando era niña el día del funeral. «La oyó en el pasillo y sintió como se hundía la cama por el peso y sentía a su abuela detrás».

Detallismo visual

Como en anteriores películas Del Toro extrema el mimo en los detalles de decorados y vestuario buscando crear la atmósfera idónea para entrar en su mundo. La falta de libertad y la herencia del pasado se palpan en la desvencijada mansión que casi respira. «El cine es un arte hipervisual donde creas una instalación que reproduce un entorno que no existe», señala el realizador. Si el estudio se niega a comprar un objeto, lo paga de su propio bolsillo.

«Para mí el vestuario y la decoración son como un personaje. Pero todo objeto por más bello que sea debe tener siempre un fin narrativo. Por ejemplo: el agujero dentro de la casa, permite mostrar un interior con exterior». A través de él también intenta demostrar «la arrogancia de esta familia ambulante que después de haber estado años chupando la sangre a la tierra vive en la casa pensando que nunca van a tener que arreglar el techo». Y muchos muebles tienen forma de mariposa figura que también se plasma en el vestuario de Eddith pero también en el de Lucille. «Ella al principio parece una crisálida: va con una ropa totalmente apretada. Pero cuando se rebela quién es, su bata se suelta y cuando corre se abre como las alas de una polilla».

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