Laura Mulvey, una pionera del análisis fílmico feminista

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Magdalena Tsanis

En los años 70, fue la primera teórica del cine que introdujo la perspectiva feminista en sus análisis. Laura Mulvey (Oxford, 1941), que imparte esta semana un seminario y recibe un homenaje en el Festival Filmadrid, cree que se está fraguando "una nueva conciencia sobre la necesidad del feminismo".

Esa nueva conciencia actual tiene que ver, a su juicio, con el auge de las redes sociales. "Las mujeres siempre han estado sometidas a presiones por su apariencia, pero esa presión ha crecido con Facebook o Instagram; una presión por tener que encajar con un patrón físico determinado", ha señalado en una entrevista con Efe.

Esto, unido a la presencia constante del teléfono móvil, hace que la intensidad de esa percepción de la propia imagen sea mayor, especialmente en las mujeres jóvenes, que promueven esta especie de tiranía y al mismo tiempo la padecen, puntualiza.

Mulvey publicó su ensayo "Placer Visual y Cine Narrativo" en 1975, en pleno auge de la segunda ola feminista. El libro, considerado un hito, puso en evidencia la imposición de la mirada masculina en la mayoría de las películas del Hollywood clásico, mientras que la mujer era reducida a la categoría de objeto.

La autora fue más allá y junto a Peter Wollen desbarató en la práctica las convenciones de la narración fílmica que, a su juicio, sustentaban esa mirada masculina y violenta, en la película "Riddles of the Sphinx", una de las cuatro que ha escrito o dirigido.

La cinta, de carácter experimental, narraba las dificultades de una madre joven para cuidar a su hija en una sociedad patriarcal y utilizaba movimientos de cámara de 360 grados ajenos a la acción.

Más de cuatro décadas después, la autora opina que la batalla por la igualdad en el cine no ha hecho más que empezar.

"Siempre he pensado que la situación del cine no cambiaría hasta que no hubiese más mujeres haciendo películas", asegura. "Si me hubieras preguntado entonces qué proporción de mujeres estarían haciendo películas en el cambio de siglo te habría dicho que 50 %, con mucha seguridad", señala.

"Obviamente no es el caso, pero en los últimos años se están alzando voces en los mayores escaparates y altavoces del cine, como Cannes o los Oscar; creo que hay un cierto sentimiento de vergüenza por la escasa presencia de mujeres en la dirección y guion", subraya.

Y aunque sí hay cada vez más mujeres detrás de las cámaras, los obstáculos persisten especialmente en la distribución.

"Hay una discriminación constante, la industria no confía en las mujeres y, además, y hay investigaciones sobre esto, a los hombres se les permite fallar, mientras que una mujer tiene una presión enorme para hacer algo mejor".

En la tercera edición del Festival Filmadrid, dedicado al cine de autor, Mulvey imparte esta semana un curso titulado "Mujer y cine: Una mirada a las representaciones de la maternidad a través de la imagen y la narrativa" para el que se han agotado las inscripciones.

Mulvey explora en profundidad el tratamiento de la maternidad en cuatro películas que se alejan de los tópicos.

Se trata del melodrama de Hollywood "Imitation of life" (1959) de Douglas Sirk, la iraní "Under the skin of the city" (2001) de Rakhshan Bani-E'temad; y dos documentales: el británico "The arbor" (2010), sobre la dramaturga Andrea Dunbar, fallecida a los 29 años, y "Un'ora sola ti vorrei" (2002) de la italiana Alina Marazzi.

"Las dos primeras son más comerciales y las otras dos son más personales y experimentales, pero todas cuestionan el cliché establecido, que da seguridad, pero oculta las dificultades y problemas que las propias madres temen expresar por miedo a ser malas madres", resume.

Preguntada por el supuesto feminismo de "Wonder Woman", la primera superheroína de Hollywood con película propia y dirigida por una mujer, Mulvey asegura que aún no la ha visto, pero que la clave, en su opinión, estará en cómo aborde la violencia.