ESTRENO EN EL TEATRE AKADÈMIA DE UN MONÓLOGO CONMOVEDOR

Náufraga del capitalismo

La dramaturga siciliana Lina Prosa relata en 'Lampedusa Beach' el poético viaje hacia el abismo de una africana a punto de ahogarse Moisès Maicas dirige a Bàrbara Roig en la obra

Artista comprometida 8Lina Prosa, el jueves en el Instituto Italiano de Cultura de Barcelona.

Artista comprometida 8Lina Prosa, el jueves en el Instituto Italiano de Cultura de Barcelona.

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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«Lo que más me impresionó de Lampedusa fue el contraste: a un lado de la playa, los turistas, los ricos europeos de vacaciones; al otro, los inmigrantes que eran llevados a los centros de acogida. Dos mundos enfrentados: el de la pretendida felicidad y el de la pobreza», sostiene Lina Prosa, autora de Lampedusa Beach, un conmovedor monólogo que bajo la dirección de Moisès Maicas interpreta Bàrbara Roig, acompañada del percusionista y griot Djibril Ngom. La obra recala hasta el 30 de noviembre en el Teatre Akadèmia, que ha rescatado otro montaje de Maicas sobre la inmigración: El Drac d'or. 

En Lampedusa Beach, Prosa arrastra hasta las profundidades marinas a Shauba, una mujer africana que como tantos otros vio su sueño de una vida mejor ahogado en el Mediterráneo. En el viaje hacia el abismo, expira sensaciones, recuerdos, preguntas y un último «acto revolucionario». Fue su tía Mahama quien la animó a partir «porque el capitalismo da la oportunidad de comer un día sí y un día no», cita la dramaturga y directora siciliana, que utiliza la poética para que el público se sumerja en otra realidad del drama distinta a la que percibimos frente al bombardeo de informaciones. Escrito en el 2003, su profético relato va directo a las emociones. A través de la palabra poética, Shauba «deviene un mito», apunta una autora interesada en conectar lo contemporáneo con los mitos clásicos.

El éxito de Lampedusa Beach,  que se estrenó antes en París que en su país natal, animó a Prosa a seguir buceando en la tragedia con Lampedusa snow y Lampedusa way, obras que completan su tríptico sobre los náugrafos del capitalismo.

Todos somos clandestinos, recuerda Prosa. Hijos de la inmigración y viajeros que anhelamos explorar nuevos confines, geográfica o metafóricamente. Pero olvidamos  quiénes somos y de dónde venimos. Esas preguntas bastarían, a su juicio, para  «transformar la llegada de un inmigrante en la llegada de un amigo, de un igual».

Cuenta que los habitantes de Lampedusa, que conoció después de escribir su obra, son «extraordinarios». «Tienen un coraje y una humanidad que se han perdido en casi toda Europa. Ayudan al recién llegado antes de pensar en el problema político». Un problema de raíz cultural, agrega, que se resolvería enseñando que la emigración es un proceso natural de la evolución humana y no una amenaza para los países ricos. «Hemos perdido la calidad de huéspedes de la Tierra. Todos somos consumistas y deberíamos convertirnos en habitantes, vivir con el derecho a ser libres y movernos». La francotiradora siciliana dispara contra una Europa «contradictoria». «Nuestros padres lucharon por una libertad que ahora les negamos a otros».