Crónica

Kylie, deidad de bolsillo

La cantante australiana desplegó su fantasía pop en el Sant Jordi

Kylie Minogue, en el escenario a modo de Olimpo, rodeada de bailarines, anoche en el Sant Jordi.

Kylie Minogue, en el escenario a modo de Olimpo, rodeada de bailarines, anoche en el Sant Jordi.

JORDI BIANCIOTTO
BARCELONA

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ConLes folies, Kylie Minogue no ha pretendido revolucionar la noción de espectáculo pop, ni escandalizar, ni reinventarse. Sus parámetros son otros: entretenimiento, diversión, seducción. Y un baño de espumakitsch. Un templo griego, un escuadrón de esclavos musculosos (hay que cuidar a esetargetgay) y la australiana, erigida en deidad manejable, elevada sobre una falda abombada de plumaje largo. Unshowcon brillos y gimnasia coreográfica, tocado por una Kylie que nunca ha abandonado ese aire de vecinita que ensaya poses de estrella delante del espejo.

Si bien a Madonna, como reina madre del pop, se le exige ir más allá que nadie en sus nuevos espectáculos (y luego pasa lo que pasa: ahí estuvo su irregularSticky & sweet), Kylie se beneficia de una falta de presión para, al final, ofrecer digestivosshows-golosina. Anoche, en el Sant Jordi, en su tardío estreno barcelonés, ofreció dinamismo y elegancia en un montaje con pequeñas dosis de melancolía cuando sacó del baúl algunoshitsde los años 80.

Kylie emergió montada en una enorme concha dorada. Luego la vimos subida a un caballo alado y arrastrada por su séquito a bordo de una carroza. No exijamos rigor histórico en estos casos: la cita en el Olimpo convocó a un grupo de gladiadores romanos y a bailarinas de los siete velos. El pop es así. Todo ello, en un ambiente con atributos oníricos, de sueño arqueológico con banda sonora discotequera. En el primer tramo sonó material reciente comoAphrodite(que da título al último disco de la cantante),The one, Wowe Illusion. Kylie se dirigió al público en catalán:«Bona nit, Barcelona, com esteu?».

Admitámoslo: uno de los puntos débiles delshowfue que muchas de las canciones de nueva factura cojeaban. Parecían estar ahí para dar cobertura a los movimientos coreográficos. Por eso, fue bienvenido el goteo de éxitos de etapas anteriores que fue cayendo en momentos clave: I believe in you, Spinning around y el viaje a sus primeros años conWhat do I have to do?Kylie fue siempre Kylie, claro: divina, pero un poco de juguete. Trabando amistad con susfansfemeninas («chicas, mirad lo que sé hacer»), luciendo una voz bonita que nunca ha necesitado ser deslumbrante, y paseando cómoda entre montajes de vídeo llenos de torsos desnudos y guiños gay.

En el corazón delshow, tres disparos largos.Slow, en clave sinuosa.Confide in me, muy transformada pero manteniendo su dramatismo natural. YCan't get you out of my head, con una guitarra casi metálica y movimientos robóticos del cuerpo de baile en homenaje al vídeoclip. Momento alado: enLooking for an angel, Kylie voló encaramada a un bailarín-ícaro, y la pieza derivó en una versión deThere must be an angel, de Eurythmics. Y una exquisitez: emotivo asalto a If you don't love me, de Prefab Sprout, a voz y piano.

VIVAN LOS NOVIOS / La euforia se desató conBetter the devil you know, que vino seguida de una confesión de la artista.«Sóc molt feliç de tenir família aquí aquesta nit. Especialment, el meu 'cupid boy', mister Andrés». El novio, Andrés Velencoso, se acercó a la pasarela y ambos se unieron en un beso ante la estupefacción general.

Sola, por fin, en escena, sin pajes ni esclavos, Kylie se soltó. «Ya es oficial: os quiero». RescatóCome into my worldsobre la base de un teclado, y cerró el repertorio conPut your hands up, de su último disco. La traca final fue pasada por agua, con los anunciados surtidores, instalados en las pasarelas, salpicando la pista del Sant Jordi enOn a night like this yAll the lovers. ¿Grecia antigua? ¿Esther Williams? El mundo de Kylie.