Kenneth Branagh: «La bondad es, hoy en día, casi un superpoder»

Entrevista con el director de 'Cenicienta', adaptación del clásico cuento de Perrault que llega este viernes a nuestros cines

Kenneth Branagh.

Kenneth Branagh. / EFE

NANDO SALVÀ

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A lo largo de su carrera, el director británico Kenneth Branagh ha adaptado a Shakespeare varias veces, a Mary Shelley en 'Frankenstein' (1994) y un mito nórdico filtrado por el universo Marvel en 'Thor' (2011), de modo que tiene lógica que ahora se haya encargado de trasladar a la gran pantalla uno de los cuentos infantiles más populares. Desde este viernes en la cartelera, 'Cenicienta' es su respetuosa versión un relato folclórico que fue creado hace siglos pero que la mayoría de nosotros conocemos sobre todo por la película animada de 1950.

-Versionar cuentos infantiles está de moda en Hollywood, y la mayoría de esas adaptaciones apuestan por el cinismo y la oscuridad. Pero su película no. ¿Por qué? 

-Sí, el cinismo y la oscuridad se han convertido en un cliché. Pero yo no quise acercarme al cuento diciendo, «esta historia es una tontería y yo soy un tío 'cool', de modo que voy a hacer una película más 'cool'». El gran desafío ha sido precisamente huir de toda ironía, volver a la forma más pura del cuento y comprobar si sigue funcionando en el mundo actual. Después de todo, a estas alturas se han hecho tantas variaciones del relato de Cenicienta, tantas versiones que o bien transcurren en el tiempo actual o bien convierten a la heroína en un hombre, que me pareció que adoptar un enfoque clásico era algo casi radical.

-¿No sé sintió tentado de ofrecer un enfoque más innovador?

-Podría haber hecho que Cenicienta aprendiera artes marciales, pero la necesidad de innovar nunca me ha obsesionado. De hecho, probablemente el 90% de mis películas son historias que ya se habían contado antes. Yo creo que la fe en el poder de la bondad y el coraje es algo que no pasa de moda, y creo que ser bueno y valiente parece fácil pero no lo es en absoluto. Y defender esas cosas puede hacerte parecer alguien ingenuo o estúpido pero, de nuevo, creo que es algo revolucionario. Hoy en día la bondad es casi un superpoder.

-En todo caso, no es el tipo de mujer fuerte habitual en el cine actual.

-No, no es una experta manejando el arco y las flechas. En la película, la primera vez que la vemos en su versión adulta está leyendo un libro. Su poder y su fuerza no están en la agresividad o en la habilidad de comportarse como un hombre. Yo la veo como un cruce entre Gandhi y Martin Luther King: su actitud frente a los abusos de su madrastra es la resistencia no violenta. Es capaz de poner la otra mejilla, y aun así ser fuerte, y divertida, y sexi, y coqueta. Cree ciegamente en que la buena fe al final triunfará.

-¿De qué manera cree que la película conecta con el público actual?

-Desde el primer momento supe que para muchas niñas esta película será su primera aproximación al cuento de Cenicienta, y eso conlleva una gran responsabilidad. Por eso, nuestra Cenicienta no es una damisela en apuros que necesita un hombre que la salve, no es una víctima sino alguien que toma las riendas de su propio destino. Y es importante recordar al público que su identidad individual no depende de conocer a un hombre o tener posesiones materiales.

-¿Por qué cree que los cuentos infantiles poseen una relevancia que perdura de generación en generación?

-A menudo son historias que contienen retratos de familias disfuncionales, y muchos de nosotros vivimos en una de esas familias. Por eso, los cuentos nos permiten mirar a nuestras propias vidas de una forma distinta. Además, nos dan esperanza: si Cenicienta es capaz de imponerse sobre la crueldad, la ignorancia y el rechazo ajenos, nosotros también podemos. Por último, creo que sentimos conexión con los cuentos porque tienen la virtud de parecer muy simples, casi simplistas, pero luego siempre nos sorprenden con su poder emocional.

-Usted ha centrado buena parte de su carrera en adaptar relatos clásicos, ya sean obras de Shakespeare o un cómic como 'Thor' o, ahora, un cuento popular. ¿Qué le atrae de ellos?

-Son historias increíbles y es importante explicar por qué lo son a quien todavía no las conoce. Sus temas, y sus personajes, nunca envejecen sino que se transforman y adquieren una nueva relevancia para cada nueva generación.

-Usted, decimos, empezó adaptando 'Enrique V' ' (1989) y últimamente ha dirigido 'Thor' y 'Cenicienta'¿Cómo se conecta una cosa con la otra?-Parece un cambio muy grande pero no lo es. Después de todo, Shakespeare siempre se inspiró en el folclore, los relatos míticos y los cuentos populares. Su objetivo era encontrar la gran historia primigenia y luego dotarla de profundidad con el fin de explorar la condición humana. Si te fijas, buena parte de lo que escribió son cuentos populares, como 'La tempestad' o 'Cimbelino' o 'El cuento de invierno'.

-En todo caso, la percepción que se tiene de usted es que ha pasado de ser un autor shakespeariano a ser un director de 'blockbusters'. ¿Le molesta?

-En absoluto. En este mundo, tan pronto como tu trabajo tiene público inmediatamente se te intenta catalogar. Y se me ocurren mil etiquetas peores que las dos que mencionas. Supongo que, en última instancia, eso prueba que soy un autor versátil, capaz de transitar con fluidez entre diferentes historias, estilos y presupuestos.

-'Thor' y 'Cenicienta' le han permitido conectar con el gran público. ¿Lo echaba de menos?

-Sí. Las películas que hice justo antes de 'Thor' tuvieron muy poco público y eso me resultó frustrante. Yo siempre he tratado de hacer cine que conectara con la gente. Voy mucho al cine, y sé que lo que completa una película es su relación con la audiencia. Por eso, ser un buen director de 'blockbusters' me llena de orgullo.