MAGO CON HISTORIA

Juan Tamariz se reinventa en el Tívoli

El aclamado ilusionista regresa a Barcelona con ocho únicas funciones del espectáculo 'Magia potagia... ¡y más!', en el que incluye nuevos trucos

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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El maestro de la magia Juan Tamariz tiene un montón de fans; por eso crea tanta expectación en cada una de sus visitas a Barcelona. En esta ocasión debuta en el Teatro Tívoli, uno de los locales con más aforo de la ciudad, con 'Magia potagia... ¡y más!', solo hasta el 2 de octubre y en ocho únicas funciones. "Estoy acostumbrado a actuar en teatros que van de 500 a 1.200 personas, aunque a veces actuamos en espacios más grandes. En el Price de Madrid hay 1.600 y en Bogotá hemos actuado en otro con 3.000 butacas". 

La distancia no es problema para él. Desde hace años utiliza una pantalla para que nadie de las últimas filas se pierda detalle de sus pequeños "milagros laicos", como él suele llamar irónicamente a sus trucos. Esta vez viene con sus cartas, su violín imaginario y material nuevo, ilusiones que ha perfeccionado a lo largo de sus "merecidas" vacaciones veraniegas. "Suelo hacer varios meses de descanso aunque no paro. Los magos siempre estamos dándole vueltas a la cabeza a cosas. Hemos de reinventarnos constantemente". Entre las novedades destaca un número de tipo espiritista que requiere la participación de una serie de personas del público en el escenario. Tampoco faltarán números clásicos y otros que, pese a no ser nuevos, siempre son diferentes en función del tipo de espectador con el que interactúe. "La magia es jazzística porque, aunque tengas un tema escrito, puedes interpretarlo con variaciones diferentes", recuerda.

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Mientas él habla, su esposa colombiana, Consuelo Lorgia, escuha y asiente. Ambos se conjugan en el espectáculo con el mago Alan, más joven que ellos y también miembro de su familia, pues es su yerno. La única que falta para completar tener un póquer de magos sería su hija, Ana Tamariz. "Ella ha practicado la magia desde pequeña pero es muy vergonzosa y nunca ha querido actuar ante el público", explica Tamariz acerca de Ana, que dirige una famosa escuela de magia. Allí tomó sus primeras clases Jorge Blass, otro famoso mago que también actúa estos días en Barcelona, en el Poliorama. ¿Qué le parece la competencia? "Me hace mucha ilusión que dos grandes teatros programen espectáculos de magia. No es algo único. La magia está triunfando en toda España y en todo el mundo. La magia lleva floreciente unos años".

ENERGÍA POSITIVA

A lo largo de su carrera Tamariz, de 73 años, ha notado cómo la perspectiva del público ha ido cambiando. "La gente ha entendido que en momentos de dificultad o crisis la ilusión es necesaria. La magia transmite energía positiva, algo necesario ahora y en cualquier momento de la vida". Antes, cuando este gran especialista en cartomagia empezaba a soprender con su habilidad, notaba que lo miraban con cierto recelo. "Hace años, cuando le hacías un truco de magia a alguien, te pedía que se lo repitieras porque se sentía engañado. Veían la magia como algo que les hacía quedar mal, que restaba inteligencia. Ahora, en cambio, la gente viene con otra actitud al teatro. Va con ganas de disfrutar".

Tiene un amplio historial de anécdotas que contar y también experiencias difíciles, como la ocurrida hace años en Madrid un día de invierno. "Hacía un frío terrible y salí con mucha energía. Pero en cuanto pisé el escenario de la Sala Galileo noté como un latigazo en los dos gemelos de las piernas. Me dolía horrores. Hice la función sin moverme del sitio. Toda la adrenalina que sueltas en escena me hizo de calmante. Pero cuando acabé y me quise ir, no pude dar ni un paso. Se habían roto los dos gemelos y tuve que estar dos meses con muletas, cosa que me sirvió para pensar nuevos trucos".

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