Perlas del noucentisme

Enciclopèdia Catalana reúne en un libro coordinado por Mercè Vidal las mejores piezas del movimiento al tiempo que lo reivindica

Escola Milà i Fontanals de Barcelona, proyectada por Josep Goday y con esgrafiados de Francesc Canyellas.

Escola Milà i Fontanals de Barcelona, proyectada por Josep Goday y con esgrafiados de Francesc Canyellas. / periodico

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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Aparentemente poco tienen que ver la Escola Nàutica, la Casa del Metge y la Casa Felip Colldefors. La primera, un edificio con aires 'beaux arts'; la segunda, una finca de inspiración florentina, y la última un guiño a los esgrafiados barrocos. Pero al contrario de lo que pueda parecer comparten mucho: "Equilibrio, ponderación, rigor, orden y simplicidad", afirma la historiadora del arte Mercè Vidal. Características todas de la arquitectura noucentista, adjetivo que también es válido para los tres edificios.

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No en vano, el noucentisme arquitectónico fue más un concepto que un estilo. Así mientras algunos profesionales se inspiraron en Italia, otros miraron a Francia y el resto ahondaron en la construcción vernácula. De ahí los esgrafiados, la técnica de embellecimiento más utilizada en Catalunya durante el barroco. Y también su fijación en las masías. "No para levantar masías en el paseo de Gràcia sino para leerlas desde un punto de vista estructural, fueron en busca de la esencia y la tradición", aclara Vidal.

"No hay una línea unitaria pero entre los modernistas tampoco la hubo", afirma la experta al tiempo que menta la bicha. Y es que el modernismo, el movimiento que antecedió al noucentisme, tiene mucha parte de culpa del olvido de este último: "Muy poco valorado a pesar de la relevancia que tuvo", apunta. "Muchas veces hay confusión entre lo que es noucentista y lo que es modernista", añade. Equivocaciones que siempre se saldan a favor de la arquitectura de formas curvilíneas propiciadas, en cierta medida, porque muchos de los arquitectos que se dedicaron al noucentisme pasaron antes por el modernismo. Ahí está, sin ir más lejos, Josep Puig i Cadafalch, que lo mismo diseñó edificios como la Casa Amatller y la Casa del les Punxes, que la Casa Pich i Pon.

EL ARTE DEL JARDÍN

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Tampoco ha ayudado la gran difusión del modernismo: "Ha habido una inflación de guías y libros", asegura Vidal, en gran parte motivado por "los tópicos de fuera sobre el 'art nouveau' y el 'jugendstil'. La explotación que se ha hecho de ello ha provocado, de alguna manera, que aquí se haya copiado lo de otros países y se haya hinchado el modernismo. En cambio, el noucentisme, como es una producción que está más vinculada al país y quizá no es tan espectacular, se ha dejado de lado". Vidal lucha contra este olvido: en 1994 fue co-comisaria de la gran exposición que el CCCB le dedicó al movimiento, y ahora ha coordinado 'Joies del noucentisme', el monumental libro bellamente ilustrado que acaba de publicar Enciclopèdia Catalana (495 euros con venta directa).

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La obra repasa las mejores muestras de noucentisme repartidas por Catalunya. Esa fue también la época en que se potenció el veraneo, de manera que muchas de las torres de Sant Pere de Ribes, Cardedeu, Viladrau y Cabrera de Mar, entre otras localidades, fueron levantadas según los postulados del movimiento. Pero el volumen, como el noucentisme, no solo se centra en la arquitectura, recoge también otras disciplinas, como la pintura mural y el arte del jardín, esta última muy importante durante el periodo, "la gran aportación del noucentisme", afirma Vidal. No en vano, el idealismo estético implícito en el movimiento fue querer conseguir la educación cívica mediante la belleza pública. "Fue entonces cuando se fundó la Escola Superior dels Bells Oficis. Se pretendía que los que aprendían un oficio estuvieran formados, que tuvieran el bachillerato y conocieran idiomas, y una de las asignaturas era el arte del jardín". A partir de aquí se urbanizó Montjuïc, se crearon jardines como el de Santa Clotilde en Lloret de Mar y pequeños espacios en la montaña como la Font de l'Oreneta (Viladrau) y la Font Picant (Sant Hilari Sacalm).

EDIFICIOS ESPECTACULARES

El noucentisme, además, "estuvo muy vinculado al trabajo político, a la Mancomunitat, hubo una implicación del Govern muy clara en la creación de instituciones, y la enseñanza y la cultura fueron fundamentales", relata la historiadora. De ahí el gran número de bibliotecas públicas, como las de Valls y el Vendrell, y escuelas que se edificaron. Estás últimas "bastante espectaculares", defiende Vidal. De hecho, no hay más que fijarse en la Escola Ramon Llull y la Escola Milà i Fontanals, aún en activo en Barcelona. Aunque se asocie Barcelona al modernismo, en la ciudad "hay muchos edificios noucentistas", concluye Vidal. Solo hay que buscarlos, el libro ayuda.