Joachim Trier: «Incluso dentro de la tristeza hay variaciones»

El director noruego Joachim Trier, en una imagen promocional de 'Oslo, 31 de agosto'.

El director noruego Joachim Trier, en una imagen promocional de 'Oslo, 31 de agosto'.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Este joven director noruego (pariente lejano de Lars von Trier) acaba de estrenar en España Oslo, 31 de agosto, brillante drama sobre las ambiciones frustradas, los sueños rotos y la adicción.

-Ya en su primera película, Reprise (2006), hablaba de gente joven que no alcanza sus ambiciones. ¿Por qué le interesa tanto este tema?

-Reprise iba sobre eso, pero también sobre ser un debutante. Mi coguionista y yo debutábamos con esa película. Acababa de salir de la National Film and Television School de Londres, un lugar donde es difícil entrar, y donde estaba rodeado de esos temas: la ansiedad, la inseguridad que rodean al hecho de comenzar una vida artística.

-Se estrenan muchas películas sobre gente joven, pero no tantas sobre gente joven que tiene ambiciones culturales. ¿Intenta cubrir un hueco?

-En Noruega, tener esa clase de ambiciones tampoco se ve como algo especialmente guay. Pero yo quiero representar a la gente que yo veo guay. Yo creo que es guay leer libros y escuchar música rara.

-¿Cómo llegó a la historia de El fuego fatuo, en la que se basa Oslo, 31 de agosto? ¿A través de la novela o del filme de Louis Malle? 

-Primero vi la película. Después leí el libro. Y luego tuve la oportunidad de hacer un filme rápidamente, porque había algo de dinero, y me dije: vamos a intentar hacer esa historia, muy simple, un personaje, un día. Es la historia de un personaje pasando por una crisis existencial, pero también la historia de la gente que le rodea. Y una especie de instantánea de Oslo, tal y como yo lo veo.

-¿Ha visto ya la última película de los Coen? 

-No, no la he visto todavía.

-Su protagonista tiene lazos con el suyo, en el sentido en que apenas recibe simpatía. Solo una bofetada tras otra.

-Cuando iba a hacer la película, temía que el camino del personaje fuera estático, no variado. Todo el tiempo iba a estar deprimido. Traté de crear humor… La gente, incluso en las etapas más tristes de su vida, puede tener variaciones. Cosas bellas ocurren de manera inesperada. Dentro de la tristeza del personaje, encontramos algunas variaciones de temperatura.

-Hay un pasaje de la película que destaca particularmente: aquel donde Anders, su antihéroe, se para a escuchar las conversaciones de otra gente en una cafetería. 

-Es una escena interesante, porque es una mezcla de documental y ficción. Algo fue planeado, pero otras cosas se capturaron. Lo más interesante me parece esa lista de «cosas por hacer en la vida» que lee una chica, una lista real. Esto sucede. La gente hace listas de todas las cosas que querría hacer en la vida y después no las logra hacer. Es algo que me parece devastador. Lo siento, sonará ingenuo, pero creo que es devastador. Todo el mundo debería poder nadar con delfines una vez en la vida.