Javier Reverte: "Salir del agujero es bueno para la cabeza"

El escritor, que acaba de publicar 'El hombre de las dos patrias', habla de viajes, turismo y literatura

Javier Reverte

Javier Reverte / periodico

ERNEST ALÓS / CORNELLÀ

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El foro Cornellà Creació celebra este viernes una nueva sesión en el Museu Agbar de les Aigües (13.30 h.) en la que dos grandes de la literatura y el periodismo de viajes, Javier Reverte y Paco Nadal, contrastarán desde el punto de vista de las letras distintos aspectos de la experiencia del turismo.

Javier Reverte (1944), novelista y escritor de viajes (aunque "en este país solo te dejan ser una sola cosa", se queja, y la gente se suele quedar solo con lo segundo), acaba de publicar 'El hombre de las dos patrias' (Ediciones B), nacido de sus viajes a Argel y Orán siguiendo el rastro de Albert Camus.

¿Qué diferencia hay entre viajero y turista? Aparte de la cuestión del tiempo, el turista tiene una guía hecha en la cabeza va a ver lo que ya sabe que va a ver y el viajero, a encontrar lo que no sabe que va a encontrar. Es una diferencia de actitud, de punto de vista. La sorpresa quizá sea la única diferencia.

¿Así, se puede ser turista con actitud mental de viajero? Todo turista puede ser viajero: el hecho mismo de salir de tu nido, donde tienes, hogar, familia, hábitos, ya supone un actitud aventurera, aunque no sea en un sentido grandioso. Salir de agujero es bueno para la cabeza. Yo no desprecio al turista: salir del agujero es bueno para la de cabeza.

¿Y qué diferencia hay entre el periodismo y la literatura de viajes? El espacio, para empezar. El segundo elemento, que el escritor de periodismo de viajes se está dirigiendo a un público concreto, que va a ver algunas cosas concretas durante unos pocos días. Al escritor de viajes le interesa más explicar un viaje en tren desde Bangalore que cómo es el Taj Majal. El objetivo es diferente. Lo esencial es contar una historia real con las técnicas de la ficción. Llamar la atención sobre lo que ves, seleccionar los personajes que te sirven literariamente, los diálogos elaborados. Lo que sucede en España es que no está aceptada en el mundo cultural una cosa que es la literatura de viajes, cosa que no sucede en otros países con un Theroux, un Chatwin o un Villoro.

En la Casbah de Argel que visita en su libro el turismo no existe. Deben quedar pocos lugares así. El libro lo escribí a partir de un viaje del 2004: tras la década negra no había turismo porque a los turistas los mataban. Después he seguido yendo pero turismo prácticamente no hay nada. La Casbah fue siempre un lugar muy peligroso en todas las épocas, es donde siempre se ha refugiado el alma rebelde de la ciudad, pero la recorrí entera y me encontré mucha gente simpatiquísima. Es que cuando vas a un lugar peligroso has de ir en horario de trabajo. A las horas en que los ladrones están en el centro ‘trabajando’ con los turistas.

¿Cómo cambia una ciudad con y sin turismo? Aparte de que se llena, cambia el carácter de la gente, y no creo que para bien. El turismo trae gente y dinero, no estoy en contra, el dinero arregla muchas cosas, pero la masificación turística ha hecho de Venecia, por ejemplo, una ciudad ávida de dinero. Ya no existen esos locales en barrios como el Arsenal donde la comida era más popular, los hoteles son una mierda, las invasiones de barcos de cruceros… Y eso no es que no sea bueno, es que es horroroso. La gente que tiene el dinero como interés fundamental no tiene conversación. ¿Aquí están un poco hartos, verdad?

La Seguridad Social le ha retirado la pensión y le reclama 120.000 euros por haber seguido publicando libros. ¿Sigue el tema empantanado? Claro, porque está empantanado todo. El Gobierno del PP podría haber suspendido los procedimientos en curso antes de cambiar la ley pero no han querido. Porque han vaciado la caja de la Seguridad Social y porque en el PP hay una actitud hacia el mundo de la cultura que no es propia de las derechas europeas. Es totalmente negativa porque es la caverna, y para la caverna la cultura es el enemigo.