CRÓNICA DE ÓPERA

Viaje a la estratosfera con Camarena

El tenor deslumbra, junto a Sabina Puértolas, con 'La fille du régiment', en la que ofreció el aclamado bis del aria de los nueve dos de pecho

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CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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"¡Bis, bis, bis…!". El público insistía sin cesar, entre oleadas de aplausos y bravos, en su petición a Javier Camarena. "¡Otra vez, otra vez!", clamaba un espectador la noche del martes en el Liceu, solicitando la repetición del aria de los nueve dos de pecho, 'Ah, mes amis…!' de 'La fille du régiment' de Donizetti. Era una reposición de la misma producción de Laurent Pelly que cautivó al teatro en el 2010 con Juan Diego Flórez como protagonista, pero el vuelo del tenor mexicano elevándose a la estratosfera de sus sobreagudos había provocado una de esas sacudidas que tan solo están al alcance de los grandes de la ópera.

Camarena la había vuelto a liar. Volvió a protagonizar con esta ópera la misma gesta del Teatro Real en el 2014, el mismo año en que el cantante pasó a la historia del Met al bisar el aria de Ramiro de 'La Cenerentola'. Después de triunfar hace dos meses con el Duque de Mantua de 'Rigoletto', el cantante de Xalapa regresaba con el papel del entrañable tirolés Tonio, el campesino que ingresa en la compañía del ejército francés para conquistar el amor de Marie. El intérprete desplegó otra vez su arte canoro y una imponente vis cómica en un papel que parece hecho a su medida.

Enfrente tenía a la soprano navarra Sabina Puértolas, pletórica en sus agilidades, con impecable agudos aunque algo faltos de volumen y dotada de un brillante dinamismo teatral que le hizo completar una gran actuación. Nunca está parada. Se mueve de un lado a otro de la escena, plancha, tiende la ropa, desfila y da siempre la réplica con hilarante efectividad

UN RECUERDO PARA KRAUS

Los dos protagonistas estaban exultantes poco después de la función. "Ha sido muy especial", destacó un tenor acostumbrado a superar retos de este tipo. ¿De quién se ha acordado esta noche? "Del maestro Kraus, que fue el que me incitó a cantar esta aria después de haber oído una grabación suya". Y también aludió a la huella que han dejado en este teatro "leyendas como Domingo, Carreras, Pavarotti, Bergonzi, Aragall y tantos otros" para poner en valor lo conseguido..

Puértolas tenía todavía la adrenalina en marcha. "Era mucha responsabilidad tanto por lo que te exige el montaje de Pelly, que te obliga a estar en constante movimiento, como por cantar al lado de un artista tan grande como Camarena, que te impresiona no solo por su talento sino también por su humildad". El tenor no se aventura a decir cuántas veces volverá a bisar esta aria en el Gran Teatre en las cinco funciones que quedan hasta el 29. "Dependerá del público", proclama sonriente. Pero está muy dispuesto a repetir la experiencia.

MÁS DIFÍCIL TODAVÍA

El cantante se mostró muy satisfecho por el resultado del conjunto del espectáculo y por su versión del aria que considera la más difícil de la ópera, 'Pour me rapprocher de Marie', en la que llega tras diferentes oscilaciones a un re bemol, medio tono más alto que el de 'Ah, mes amis...!' y en la que se mostró realmente luminoso.

En el artefacto cómico de Pelly, con personajes perfectamente caricaturizados, se desenvuelven correctamente Simone Alberghini (un  tierno sargento Sulpice) y la veterana Ewa Podles (Marquesa de Berkenfield y madre de Marie), superando con tablas los problemas de una voz que ya dio lo mejor de sí. Fue muy ocurrente su gag con 'Rosó, Rosó' en la escena de la lección de música. Una esbelta Bibiana Fernández (Duquesa de Crakentorp) se ganó los aplausos de la sala. Exhibió elegancia y una desinhibida presencia escénica en su rol de la estirada aristócrata.

Soberbio el coro, sobre todo en los bien coordinados y marciales movimientos de la soldadesca y en su siempre acertado canto coral, y discreta la dirección de Giuseppe Finzi al frente de la orquesta.