CONCIERTO DE UNA FIGURA ASCENDENTE

Jugando con el silencio

Estrella en construcción 8James Vincent McMorrow.

Estrella en construcción 8James Vincent McMorrow.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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James Vincent McMorrow es una estrella folk-soul en construcción. Del puesto 22 que consiguió en su Irlanda natal con Early in the morning, su debut, ha saltado al 2 con el segundo trabajo, Post-tropical, que este miércoles presenta en Apolo (20.30).

Mucho de lo bueno que le ha pasado se debe, curiosamente, a Steve Winwood. Para ser precisos, su éxito de 1986 Higher love, que versionó hace unos años. «Estoy muy agradecido a Winwood», comenta. «Podría pasarme toda la vida hablando sobre la música de los 80. The boys of summer, de Don Henley, es mi canción favorita de la historia. Mi álbum favorito de esa década es So, de Peter Gabriel. También soy fan de Sign o' the times, de Prince», añade.Sin embargo, el músico al que menos cuesta asociar con McMorrow es Justin Vernon, más conocido como Bon Iver. Se parecen en su empleo del falsete y en su habilidad para combinar el folk con géneros en principio distantes como dance y r&b. Siempre de la forma más sutil. «Esa es mi parte favorita de hacer música», dice. «Coger elementos de la música que te gusta y hacerlos tuyos. Quería combinar los aspectos gélidos de la electrónica con la calidez del soul, que es lo que, en realidad, creo que llevo haciendo siempre», comenta.

Desde el éxito de The xx, los nuevos artistas no tienen miedo a jugar con el silencio. Y McMorrow también apoya esta revuelta minimalista. «Es fabuloso. Fíjese en alguien como Drake, un rapper popular con un último disco que está preciosamente articulado. Puede grabar una canción como Too much, apenas piano y batería, y que la gente se vuelva loca con ella. Ahora mismo puedes tener éxito con una canción creada, sobre todo, para ser escuchada con auriculares».¿Y cómo se lleva este interés por el silencio con el traslado al directo de las canciones? Aviso al artista: en Barcelona, la cháchara en conciertos está a la orden del día. «Hace poco tuve problemas con esto», cuenta. «Había gente hablando en la primera fila. ¡Hablaban de cuánto les gustaba el concierto! Y paré la canción y les dije 'callad la boca', en broma. Lo pillaron. La gente siempre lo entiende».

Los conciertos, en pleno 2014, son más sociales que nunca, a veces en un sentido preocupante: «Si todo el mundo va a grabar mi directo, quiero que quede bien en pantalla. Por eso me he preocupado por tener la mejor iluminación posible. Todo lo que puedo controlar, lo controlo».