CRÓNICA

La intensidad de St. Vincent

La compositora pop seduce al público de Apolo

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Annie Clark, alias St. Vincent, es una artista a la vez gélida e intensa, matemática pero salvaje. En su música se pueden dar los impulsos más melódicos y los más fieros, a menudo en la misma canción. Controla su energía con mano férrea y, con ella, al público. En sus actuaciones es difícil quitar la mirada de lo que sucede en el escenario, aunque ya se haya visto poco antes sus coreografías robóticas; ya fuera en su gira con David Byrne (ex Talking Heads) o su paso estelar por el último Primavera Sound.

EXCÉNTRICA MANERA / En Apolo, la noche del martes, volvió a seducir a su excéntrica, fascinante manera. Llegaba, de nuevo, bien acompañada por la teclista y guitarrista Toko Yatsuda (aliada en las coreografías), el teclista Daniel Mintseris y el batería Matt Johnson, quien de nuevo mostró baquetas firmes en canciones que pueden ser de lo más retorcido.

Comenzaron con Rattlesnake, del álbum homónimo editado por Annie Clark este mismo año, primero de sus trabajos para una multinacional. Ya en el primer tema, la artista se marcaba uno de esos imposibles solos de guitarra por los que es conocida. Estupor y temblores. Y antes de que diera tiempo a respirar, una toma infecciosa de Digital witness, seguida de la clásica Cruel.

El ritmo solo se resintió cuando Clark decidió dar algún que otro discurso. Trataban sobre cosas que, en principio, nos unían a todos los que estábamos en la sala. La primera: haber nacido antes del siglo XXI. Seguramente. Después, la cosa ya era más dudosa: no sé si todos creemos que nos miran mal cuando entramos a comprar en una tienda, o si todos quisimos volar con cajas de pizza como alas, o si superponemos caras de famosos en la gente anónima que va por la calle. Ella sí: de Dalí, Gala y Penélope Cruz, por ejemplo.

CADA TEMA, UN ACIERTO / La música, en cualquier caso, indudablemente poderosa. Cada tema un acierto. Del funk mutante de Marrow a una Every tear disappears en la que coló un verso del Shout de Tears For Fears: I'd really love to break you heart. De la rohmeriana Chloe in the afternoon a una Actor out of work bastante parecida al Alright de Supergrass. Y, por supuesto, esa Surgeon con comienzo al estilo de las músicas de 007 y referencias líricas a los diarios de Marilyn Monroe. Quizá su último disco no tenga la altura de Strange mercy, pero en directo, lo dicho, es difícil no disfrutar con St. Vincent. Temas como Huey Newton y Bring me your loves ganan en capacidad de convicción, quizá por el carisma de Annie Clark.

Cuando ya creíamos que hoy no iba a practicar uno de sus deportes favoritos (el crowdsurfing, o pasar de una persona a otra por encima de sus cabezas), Annie Clark aprovechó el cierre de la actuación con Your lips are red, única alusión a su disco de debut del 2007, para practicarlo un poco. Bien.