Una experta mundial ve imposible el traslado de las pinturas murales de Sijena

El MNAC argumenta de nuevo que no resistirían el desmontaje y que el monasterio no reúne condiciones para la conservación

Sala del MNAC, el pasado 23 de septiembre, con las pinturas murales de la sala capitular del monasterio de Sijena salvadas por Josep Gudiol.

Sala del MNAC, el pasado 23 de septiembre, con las pinturas murales de la sala capitular del monasterio de Sijena salvadas por Josep Gudiol.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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El Museu Nacional d'Art de Catalunya ha presentado al juzgado de primera instancia número 2 de Huesca un informe de una experta en la conservación de obras de arte, la italiana Simona Sajeva, que considera inviable el traslado al monasterio de Sijena de las pinturas murales conservadas en Barcelona que ha ordenado la juez.

Sajeva, de quien el MNAC recuerda que es una "experta independiente de reconocido prestigio internacional", confirma los informes presentados previamente por el museo. Según ingenería aplicada a la conservación Interfaces y experta mundial del ámbito, Simona Sajeva, ha considerado imposible el traslado de las pinturas murales del Monasterio de Villanueva de Sijena conservadas en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) a su emplazamiento original.

Según ha informado el museo este viernes en un comunicado, la experta ha concluido en un informe la imposibilidad de realizar el traslado sin dañar irremediablemente y de forma objetiva las pinturas recuperadas durante un incendio del monasterio durante la Guerra Civil.

Según el documento, los soportes de las pinturas realizados expresamente para su instalación en el MNAC hacen imposible el traslado, puesto que la separación de estos soportes infligiría daños a las pinturas y supondría la pérdida total de las partes restituidas.

El trabajo también considera negativas las condiciones de la sala capitular de Sijena a la que se quieren trasladar la pintura, por la presencia de bacterias y sales minerales a causa de las condiciones de exposición a la intemperie de los muros desde que el monasterio fue saqueado por el comité revolucionario local en 1936 hasta que Aragón abordó la reconstrucción de la sala, ya en los años 90. El informe también apunta a que elementos de cemento armado utilizados en las restauraciones del cenobio son "del todo incompatibles" con la conservación de pinturas en un estado tan frágil.