LA ÚLTIMA EXPOSICIÓN EN LA VIRREINA

Iñaki Bonillas convierte en arte los retratos familiares

El artista interviene sobre el archivo fotográfico de su abuelo

Fragmento de una de las instalaciones de Bonillas, en La Virreina.

Fragmento de una de las instalaciones de Bonillas, en La Virreina.

NATÀLIA FARRÉ
BARCELONA

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José Rodríguez Plaza era un hombre pagado de sí mismo, amante del cine y fotógrafo amateur. Tres cualidades imprescindibles para entender que tuviera un archivo fotográfico familiar con casi 4.000 imágenes. Y que, a diferencia de los álbumes de estas características, la gran mayoría de fotografías no fueran de su esposa, hijos y nietos sino que fueran autorretratos e instantáneas de él con sus amigos ataviados como en los wéstern. «Era excesivamente vanidoso -explica su nieto Iñaki Bonillas-, se sentía como un actor de Hollywood, posiblemente hubiera querido ser Humphrey Bogart». Y de esa guisa aparece en algunas de las fotos que se hizo a sí mismo y que lucen (hasta el 6 de mayo) colgadas de las paredes de La Virreina.

AunqueIñaki Bonillas. Arxiu J. R. Plaza -así se llama la exposición- no es una muestra sobre las imágenes que captó este fotógrafo amateur, que se ganaba la vida como comercial de aluminio y que a los 55 años se encerró en su casa para salir solo los domingos, es una exposición sobre el trabajo que su nieto, Iñaki Bonillas, ha hecho a partir de las 4.000 fotografías que heredó en 30 álbumes perfectamente ordenados y otras tantas cajas de diapositivas. Bonillas (México, 1981) ha cogido el material lo ha clasificado y lo ha modificado. El resultado son 20 instalaciones en las que las imágenes tienen un sentido que va más allá de lo doméstico y se reinventan en piezas de museo.

EL HOMBRE SIN ROSTRO / La primera intervención que hizo el artista fue alumbrar, de forma literal, el material de su abuelo: la muestra la abren 30 cajas de luz en las que brillan las páginas de los álbumes previamente refotografiadas por Bonilla. Y en cajas de luz también convierte el artista las diapositivas en las que sistemáticamente aparece un personaje cuyo rostro ha sido borrado con rotulador. ¿De quién se trata? De Antonio Martín-Lunas, el mejor amigo de su abuelo pero que este intento eliminar de todas las imágenes por un problema de faldas. «La intención de mi abuelo era borrarlo pero en realidad con la acción lo acabó convirtiendo en protagonista», explica Bonillas. El personaje aparece también en otras series como los dibujos o fotogramas hechos a partir de las imágenes mutiladas (Rodríguez Plaza también recorto la imagen de Martín Lunas de las copias de papel) y que hablan de las ausencias y evocan el vacío.

Ante tanta exhibición familiar, la pregunta es obligada: ¿qué opinaba su abuela? «No le importó» ver los recuerdos familiares a la vista del público, según el artista, que también afirma que esta muestra es una manera de que su abuelo vuelva a España, país que no pisó desde que en los años 20 se exilió a México.