BOLONIA, LA FERIA DE LOS ILUSTRADORES

Estudiantes con la carpeta bajo el brazo

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ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Al margen de los editores y agentes, en busca de contactos, contratos, ideas y tendencias, los otros protagonistas de la feria son los ilustradores. Estudiantes (160 solo de las escuelas de artes y diseño de Barcelona) en busca de ideas, profesionales con su portafolio en la mano mostrando su trabajo, una exposición ya consolidada con los 75 ilustradores mundiales del año...

Uno de estos ilustradores es el catalán Tàssies, que participa como experto internacional en una actividad de la escuela milanesa Mimaster, revisando los portafolios de jóvenes dibujantes a los que corrige, anima o, en algún caso, aconseja delicadamente que se dediquen a otra cosa.

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¿Cuál es el punto de vista de un ilustrador del desembarco catalán en la feria? “Es una feria empresarial, y la parte cultural e institucional es una coartada, pero puede ayudar a visibilizar la cultura catalana y ayudar a que se conozca el trabajo de sus ilustradores”, admite Tàssies, quien asegura que la producción editorial infantil y juvenil -“tanto catalana como española, no hay diferencia”- tiene tanta necesidad de internacionalizarse como sucedió con la literatura para adultos, ignorada en el mercado internacional en el caso del catalán hasta la feria de Fráncfort del 2007.

La situación de la profesión ha sido debatida en varias mesas redondas, como la que ha reunido a los ilustradores Arnal Ballester y Maria Girón. Según Girón, la profesión ha dejado de estar orientada "únicamente hacia el libro" y todo ilustrador debe estar presente en varios medios, desde el cómic al diseño gráfico, sin olvidar "el momento dulce del álbum ilustrado". Y su visión no es para nada victimista: "Cada vez la ilustración está más bien vista. Antes los 'artistas' te miraban con desprecio, ahora quizá no tanto, y a lo mejor lo hacen hasta con envidia. Vamos encontrando el lugar que merecemos".

En opinión de Arnal Ballester, ilustrador y profesor de la Escola Massana, efectivamente el ilustrador cada vez estará menos especializado. Y como evolución de futuro, cree que será "la del ilustrador hacia el narrador visual, una persona capaz de explicar historias a través de distintos campos". En su caso particular, le estimula introducirse en los campos "de la animación y la interactividad" que llevan consigo nuevas estrategias narrativas, "nuevos planteamientos en que no se trata de un nudo y un desenlace sino de crear un universo que la gente pueda transformar".