REGRESO DEL EXLÍDER DE THE SMITHS

El icono Morrissey

El cantante impuso su carisma por encima de su propio repertorio en un recital en Razzmatazz de guión distinto al del Sant Jordi Club

Morrissey, durante la actuación del miércoles por la noche en Razzmatazz.

Morrissey, durante la actuación del miércoles por la noche en Razzmatazz.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Después de casi 30 años sin actuar en Barcelona (desde aquel Studio 54 con The Smiths, en 1985), dos visitas seguidas en seis meses. Morrissey repitió el miércoles alimentando aquella sensación de que el personaje está por encima de sus canciones, particularmente las de su producción más moderna. Pero, aunque el concierto tuviera altibajos, aunque su reciente 'World peace is non of your business' no es 'Vauxhall and I', ni 'Viva hate' (disco que abrió y cerró la noche: de 'Suedehead' a 'Everyday is like Sunday'), ni, menos aún, 'The queen is dead', Morrissey expresó una forma de arte en ese cultivo del autohomenaje, en ese pensar que el repertorio no importa, que lo que cuenta es su genio y figura.

Hay un magnetismo en su figura y en esa voz no particularmente privilegiada pero que modula con modos distinguidos, a un paso del manierismo y cada vez más cerca del crooner otoñal que camino hacia el casino. Entre las canciones nuevas hubo melodrama digno en 'Staircase at the university' y 'World peace is none of your business', y material que dejó menos poso pero al que Morrissey dedicó sus inflexiones más sentidas, como si se tratara de clásicos trascendentes: 'Kiss me a lot', 'Istanbul', 'Neal Cassady drops dead'... La consistencia de la banda, con teclista-trompetista mejicano, Gustavo Manzur, que hizo las presentaciones, ayudó a que esas canciones parecieran más sólidas de lo que son.

Podríamos dudar si calificar a Razzmatazz de sala acogedora, pero, comparada con el Sant Jordi Club, permitió degustar al artista con cierta cercanía y calidez. Y para quienes asistieron a aquel recital de octubre, hubo sustanciosos cambios de guión, empezando por la menor 'Mama lay softly on the riverbed' y, siguiendo, en la segunda mitad del recital, con incorporaciones más celebradas, como la atómica secuencia de 'Stop me if you think you've heard this one before', de The Smiths, y 'First of the gang to die'. Las estrofas interioristas de 'Smiler with knife' y la épica de 'The world is full of crashing bones' fueron otras novedades. The Smiths se colaron también a través de una estrofa de 'Frankly, Mr. Shankly' que Morrissey abordó 'a cappella', con teatralidad, a mitad de trayecto de 'Speedway', y que fue cazada al vuelo y canturreada con vehemencia por los fans más observadores.

Idolatría final

La sensibilidad animalista se manifestó en 'The bullfighter dies' y, como clímax, un Meat is murder, de The Smiths, con imágenes de carne, granjas y mataderos. Antes, otro rescate del grupo: 'What she said', en el que Morrissey se colocó por debajo de su legado y dio al pueblo lo que deseaba. Tras el bis con 'Everyday is like Sunday', imágenes de desvarío e idolatría: fans que le estrecharon la mano y que lograron abrazarle (el 'discjockey' Luis Le Nuit) y la estrella, posando sin camisa. Por si alguien pudo haber dudado que está hecho de carne y hueso.