Pa' que lo baile Pablo y La Salut

festivalet de record a un rumbero

festivalet de record a un rumbero / periodico

NANDO CRUZ / BARCELONA

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El Espai Quiró es el solar que antiguamente ocupaba la clínica Quirón y donde hay proyectado edificar cien viviendas sociales para personas mayores. Mientras se inician o no las obras, el barrio ha obtenido su cesión para instalar un huerto urbano, organizar talleres y programar cine al aire libre. Pero la actividad del sábado fue, si cabe, más lúdica y social.

El 30 de abril de 2015 falleció de forma inesperada el percusionista rumbero Pablo Santcovsky. Tenía 34 años. Su adiós fue un tremendo golpe para su entorno social. En concreto, para el Esplai Matinada-Portics de Gràcia, del que primero fue alumno, después monitor y últimamente padre. Por ello, algunos exalumnos del esplai y amigos de Pablo llevaban medio año pensando en organizar una fiesta para despedirlo como merecía: en comunidad y a ritmo de rumba.

La intención inicial era organizar el acto en la plaza de la Virreina de Gràcia. El districto desestimó el plan y les propuso contactar con el Espai Quiró, gestionado por la Plataforma Sanllehy, la Associació Cultural La Miranda y la nueva Associació de Veïns La Salut, entre otras entidades del barrio. Quizá estemos ante la mejor idea del año.

'LA MASOVERA' O ELS CATARRES

A media tarde, decenas de niños bailaban con la Patroband, un grupo de padres y madres de escuela en el que había tocado el propio Pablo. El repertorio combinaba canciones del Club Súper Tres con oldies de la banda sonora de 'Grease'. La primera fila estaba tomada por niñas de siete años.Más atrás, adolescentes y padres. En un rincón, cuatro chicos duros con el pelo largo. Y un carrito de bebé, aparcado junto al generador.

La Patroband propuso 'La masovera' como bis, pero las crías de primera fila querían 'Vull estar amb tu', de Els Catarres. Decidió el grupo y sonó 'La masovera'. Padres, madres, abuelos, niños y niñas formaron un círculo y bailaron a lo loco. Los chicos duros vieron que el único modo de acercarse a las chicas era sumarse al baile. ¡Hasta el de camiseta de Iron Maiden bailó! En el centro del corro, seis niñas de siete años mantearon a su amiga.

Acto seguido apareció el Equipo B, un par de payasos dispuestos a enseñar a los niños a hacer malabarismos varios. En pocos minutos decenas de ellos sostienen un plato en el aire girando sobre un palo. Un abuelo y su nieta se lanzaban aros de colores. Las adolescentes preferían hacerse selfis y 'whatsappearlos'. Pelotas de fútbol cruzaban el solar. Motoristas de cuatro años sorteaban los surcos del terreno. Se oía más el griterío de las criaturas que el reggae de fondo. Señor abogado, la vida del barrio emite más decibelios que la música. Y, en este caso, la música era parte de la vida del barrio. Tenía una muy poderosa razón de existir.

UNA NUEVA PRIMERA FILA

Salió a escena Meztuca, una de las muchas bandas rumberas en las militó Pablo Santcovsky. Se habían separado en el 2009, pero se reunieron para la ocasión. El escenario apenas tenía medio metro de altura y los niños y niñas inventaron un nuevo concepto de primera fila: ya no es estar los primeros ante al escenario, sino sentarse en el borde formando un cordón de seguridad infantil que atendía a los músicos con los ojos como platos.

Meztuca no sólo tocaban gratis para recordar a Pablo, sino que avanzaron el dinero para montar las barras, comprar la cerveza y los bocadillos. Siendo sociólogo, rumbero, pedagogo y 'gracienc' con muchos amigos, acudieron a la llamada cientos de personas: rumberos, sociólogos y alumnos del esplai. Se colapsaron las barras del Espai Quiró, se acabaron los 225 bocadillos y también se colapsaron varios bares de los alrededores.

Ya era noche cerrada cuando aparecieron Cheb Balowski. Dicen que se separaron hace diez años, pero visto su explosivo directo, cuesta creerlo. Su mestizaje a la magrebí hizo que los adultos botasen como criaturas y que las criaturas improvisasen coreografías nunca vistas. A medianoche, una docena y media de músicos despedían la jornada con una versión de 'Caramelos' de Los Amaya. David Torras, cantante y ventilador de los Ai Ai Ai, se sumó a la tropa en 'Sarandonga', que cobró todo el sentido con el verso: "Un sorbito por nosotros y otro por los que no están".

Había amenazado tormenta todo el día, pero la velada de rumba, amistad y vida celebrada en un espacio gestionado por el barrio despejó las nubes definitivamente mientras unos cantaban "Sarandonga, pa' que lo baile La Salut" y otros respondían "Sarandonga, pa' que lo baile el Pablo".

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