LA CRISIS EMPUJA A LAS 'MAJORS' A FILMAR READAPTACIONES

Hollywood apuesta por los 'remakes' de los 80

30 nuevas versiones de clásicos de la década se están preparando actualmente

AMANECER ROJOJOHN MILIUS31984

AMANECER ROJOJOHN MILIUS31984

NANDO SALVÀ
MADRID

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Si Orson Welles apareciera hoy por Hollywood con la idea de hacer una película llamada Ciudadano Kane probablemente lo echarían a patadas. Solo le permitirían quedarse si lo que quisiera hacer fuera un remake de Ciudadano Kane, y quizá ni siquiera así. Porque hoy día los estudios parecen dedicar sus recursos a evitar el desarrollo de ideas originales. La consecuencia de ello es que, por ejemplo, resulta difícil encontrar un taquillazo veraniego reciente que no tenga un número adjuntado a su título, y que para finales de este año exactamente 27 nuevas versiones habrán visto la luz.

El ejemplo más llamativo de la querencia de Hollywood por el reciclaje está en la extraña fascinación por los 80. Según Variety, actualmente existen, en diferentes fases de desarrollo, hasta 30 remakes de clásicos de esa década. Varios de ellos ya han visto la luz: Footloose se estrenó en España hace una semana; La cosa, hace tres; Noche de miedo y Conan el Bárbaro lo hicieron algunas antes. Otros de los títulos que se verán convenientemente rehechos próximamente son Robocop (1987), Amanecer rojo (1984), La recluta Benjamín (1980), Poltergeist (1982), Cariño, he encogido a los niños (1989), Loca academia de policía (1984), El cementerio viviente (1989), Fletch el camaleón (1985), Top Gun (1986), Los inmortales (1986) -Juan Carlos Fresnadillo podría ser el encargado de su nueva versión-, Gremlins (1984), Dune (1984), El vuelo del navegante (1986), Porky's (1982), Tras el corazón verde (1984), Cortocircuito (1986) y Un mar de líos (1987) y a ellos se añaden nuevas entregas de sagas de la época como Cazafantasmas y Superdetective en Hollywood.

El razonamiento comercial de los estudios para justificar tanto revival es que, mayormente, quienes van al cine son chavales de entre 15 y 18 años, espectadores que aún no habían nacido cuando se estrenaron esas películas y para quienes las maneras de los 80 están increíblemente trasnochadas. Tiene sentido volver a contarles esas historias con un lenguaje más moderno. Nótese que en la lista no figuran títulos de prestigio como Toro salvaje (1980), Terciopelo azul (1986) o Blade Runner (1982): lo que desea ese público, entiende Hollywood, es diversión poco exigente. ¿Y los espectadores adultos? Probablemente tendrán curiosidad por ver la versión actualizada y, por tanto, también comprarán entradas.

¿Importa que no haya sombra alguna de originalidad en esos proyectos? Pues no. De hecho, esa es su baza. Porque el público ya sabe qué esperar de una película llamada Cazafantasmas, y eso es bueno. ¿Un concepto original? Es arriesgado, especialmente en tiempos de crisis y cambios en los sistemas de distribución. ¿Una continuación, una precuela o un remake? Es sinónimo de beneficios. Esa, al menos, es la teoría.

TROPIEZO EN LA TAQUILLA / La realidad es muy distinta. Todos los remakes ochenteros estrenados en 2011 han tropezado en la taquilla estadounidense: Arthur, el soltero de oro costó 29 millones de euros e ingresó solo 24. Noche de miedo se presupuestó en 29 millones y recaudó 13. Conan el Bárbaro costó 65 millones y obtuvo 15. ¿Qué ha podido fallar? Quizás Hollywood sobreestimó la necesidad que el público tiene de remedos de películas que hace 30 años ni siquiera eran gran cosa y que han envejecido mal. O tal vez no ha tenido en cuenta que en los 80 todo era un poco ridículo -los peinados, las hombreras, los calentadores-. Por eso se produjeron películas sobre adolescentes que se convertían en lobos baloncestistas -Teen Wolf (1985)- y sirenas que vivían en la bañera de Tom Hanks -1, 2, 3… Splash (1984)-, y por eso fueron éxitos. Pero hoy el optimismo y la ingenuidad han cedido paso al cinismo y la ironía. Esos argumentos resultan improcedentes.

Y que conste que el interés del público en la década que nos trajo el walkman y a David Hasselhoff es real. Mientras que Footloose no ha conectado con el público, la saga Step Up, su descendiente espiritual, es una franquicia adolescente tremendamente lucrativa. Los mercenarios (2010), cine de acción como el de antes de la mano de Stallone, fue todo un taquillazo. Y J.J Abrams consiguió este verano un enorme éxito mundial con Super 8, que mira a títulos como Los Goonies (1985). Así que unos cuantos fracasos no van a hacer que Hollywood recapacite. Los años 80 vuelven para quedarse, al menos en la cartelera. Que no nos pase nada.