"El holandés errante" desembarca en el Liceu entrelazando realidad y ficción

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La ópera de Richard Wagner "El holandés errante" desembarca en el Gran Teatro del Liceu con una espectacular puesta en escena del cineasta alemán Philipp Stölzl, en la que entrelaza realidad y ficción, y por primera vez en España con una mujer, Oksana Lyniv, dirigiendo una obra del músico alemán.

La directora artística del Liceu, Christina Scheppelmann, la codirectora de la obra, Mara Kurotschka, y dos de los intérpretes, el bajo-barítono Albert Dohmen (El holandés) y la soprano Elena Popovskaya (Senta), ha presentado hoy esta producción, que se podrá ver a partir del 2 de mayo, en una coproducción con el Staatsoper Unter den Linden de Berlín, original del Theater Basel de Basilea (Suiza).

Kurotschka ha explicado que con Stölzl han reinterpretado la historia y la han trasladado a una biblioteca, con sus sillones y sus libros, y con un gran cuadro detrás, en el que se representa el imaginario de Senta, la auténtica protagonista, "colocada en el centro de la ópera".

Considerada como la pieza más accesible de Wagner, está basada en la leyenda del holandés errante narrada en el libro de Heinrich Heine "Las memorias del señor von Schnabelewopski", con un personaje, el Holandés, destinado a surcar los mares hasta que encuentre a una mujer fiel.

En esta propuesta, Stölzl opta por explicar, según Kurotschka, la historia de una mujer joven, Senta, hija del capitán Daland, que, en un momento en el que las mujeres estaban relegadas al ámbito doméstico, "manifiesta su rebeldía con ir a la biblioteca de su casa a media noche para leer el libro prohibido del Holandés errante", un personaje del que se acabará enamorando.

A lo largo de la representación, el público irá viendo cómo la represión social de las mujeres hace 200 años provocará en ella el "desarrollo de una neurosis".

Jugando con el gran cuadro que hay detrás de la biblioteca, se irán superponiendo dos niveles de acción, "el del día a día de la vida de Senta y el de su mente, cada vez con una idea de la realidad más distorsionada".

La soprano rusa Elena Popovskaya, una de las dos que interpretará en Barcelona a Senta, junto a la alemana Anja Kampe, ha admitido que "a primera vista" puede parecer extraño el "in crescendo" de la locura de la mujer y su salida de la realidad, "pero eso es algo que se corresponde mucho a lo que pasa hoy, con mucha gente que vive en el mundo virtual, sin tocar con los pies en el suelo".

Asimismo, ha querido resaltar el trabajo de la ucraniana Oksana Lyniv al frente de la dirección musical, una directora que "tiene todas las cualidades, a la que le espera un futuro brillante" y que "es como mágico cada vez que entra en contacto con la orquesta".

Por su parte, el veterano bajo-barítono alemán Albert Dohmen, gran conocedor del mundo de Wagner, ha mostrado su alegría por estar en Barcelona, después de actuar en Milán, donde hay más "esnobismo", pero no ha escondido que su rol es "muy duro" y que acaba "destruido".

En este punto, ha comentado que ve dos inconvenientes, los quince metros que le separan de la platea, aunque en los ensayos todo el mundo le ha dicho que su voz llega perfectamente, y también ha destacado que lo que debe mostrar, especialmente, "es la fragilidad del personaje, no lo heroico".

Además, no ha obviado que "intenta encontrar la llave" para estar con cierta naturalidad junto a Senta, puesto que en algunas escenas es una figurante de apenas quince años, y es complicado "el momento de la declaración de amor sincero, es algo que debo resolver".

Las representaciones, que finalizarán el 28 de mayo, contarán con otros intérpretes como Egils Silins (que también se pondrá en la piel del Holandés) y Attila Jun, Timothy Richards, Daniel Kirch, Itxaro Mentxaka y Mikeldi Atxalandabaso.

Sobre el hecho de que haya habido cambios a última hora de algunos papeles protagonistas, Scheppelmann ha defendido que es "lo más normal" en el teatro "en vivo" y cuando hay un problema de cuerdas vocales en un cantante, en un período "fatal de alergias", ella opta por hablarlo con los afectados y pactar su salida de la producción. "Quiero tratar a los cantantes con respeto y humanidad, ser brutal no toca", ha concluido.