Homenaje a las mujeres en un espectáculo multidisplinario

Historias femeninas de la guerra civil

Carme Portaceli estrena 'Només són dones' en el TNC

Sol Picó, Míriam Iscla, y Maika Makowski, en una escena de 'Només són dones'.

Sol Picó, Míriam Iscla, y Maika Makowski, en una escena de 'Només són dones'.

MARTA CERVERA
BARCELONA

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El Teatre Nacional de Catalunya reivindica a las mujeres víctimas de la guerra civil española en Només són dones, espectáculo multidisciplinario dirigido por Carme Portaceli, que este jueves abre la temporada, en la Sala Petita. Un equipo femenino defiende el montaje, que rescata del olvido a el papel de las féminas en el conflicto. «Es un homenaje a las mujeres que lucharon por la democracia y que, a día de hoy, todavía no aparecen en los libros de historia», dice Carme Portaceli.

Durante la guerra civil y el franquismo, muchas mujeres ni siquiera tenían categoría de prisioneras políticas. Acaban en las cárceles «simplemente por ser novia, esposa o hermana de un prisionero político», comenta la escritora y periodista Carmen Domingo (Nosotras también hicimos la guerraMi querida hija Hildegart), autora del texto. La actriz Míriam Iscla, la coreógrafa y bailarina Sol Picó y la cantante y guitarrista Maika Makowski se encargan de poner en solfa un espectáculo que entrelaza cinco monólogos que sacan a la luz el sufrimiento silenciado de miles de mujeres, cuya experiencia es extensible a cualquier guerra. La acción transcurre entre los años 30 del siglo pasado y la época actual.

Base real

Cada monólogo responde a un estereotipo de mujer basado en cientos de testimonios reales sobre los que Domingo se ha documentado. La obra cuenta con personajes del pasado como una devota católica, una impetuosa miliciana de 17 años y una niña de la guerra enviada a Rusia. Por otro, están dos personajes del presente, una nieta y una hija que intentan hallar los restos de su abuela y madre, respectivamente.

Proyecciones históricas, «pocas pero en los momentos clave», explica Portacelli, interactúan con la danza, el texto y la música en el escenario, donde las tres intérpretes comparten protagonismo juntas o por separado. «La bailarina transmite el espíritu de esas mujeres, Iscla traslada sus palabras asumiendo los cinco monólogos y Makowski añade emoción y profundidad con la música». Casi todas sus canciones han sido creadas para el montaje. «El espectáculo emociona, es muy poético y está lleno de luz», señala Portaceli.

La directora espera aportar su granito de arena a la causa femenina con esta producción de la Factoria Escènica Internacional (FEI), que se verá en el Teatro de la Abadía de Madrid y también en París, entre otros. «La cultura y la educación es lo único que nos puede salvar», afirma, satisfecha de ver que las mujeres están recuperando protagonismo. «En Barcelona tenemos la primera alcaldesa; y quizás veamos a una mujer en la Casa Blanca».

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