Historias anónimas

Saga de cine 8Uberto Pasolini, en el 'set' de 'Nunca es demasiado tarde'.

Saga de cine 8Uberto Pasolini, en el 'set' de 'Nunca es demasiado tarde'.

JUAN MANUEL FREIRE / BARCELONA

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Pese a lo que pueda indicar su apellido, el director y productor Uberto Pasolini no es pariente de Pier Paolo Pasolini, sino de Luchino Visconti. (En concreto, el director de El gatopardo fue su tío-abuelo). Pero Uberto Pasolini no tiene problema en señalar que, como cineasta, prefiere a Pier Paolo Pasolini: «Visconti estaba interesado en el melodrama. Su cultura es la cultura del melodrama italiano y la gran literatura centroeuropea: Mann, Proust… Y a mí me gustan las historias de todos los días. Si tengo que decidir entre hacer una película sobre Luis II de Baviera o sobre su limpiabotas, prefiero hacerla sobre el limpiabotas», asegura el cineasta.

El hombre detrás de la idea de Full Monty, película que produjo, acaba de estrenar en España una segunda película como director, Nunca es demasiado tarde, sobre pequeños héroes anónimos e historias que casi nadie quiere contar. Su protagonista es John May (fabuloso Eddie Marsan), funcionario londinense cuya labor consiste en localizar a los familiares de quienes han muerto solos. «Leí una entrevista con una señora que tiene este trabajo en el barrio de Westminster, en Londres. Y me decidí a investigar. Pasé seis o siete meses con personas dedicadas a ello. Fui a ver casas vacías donde había muerto alguien, en busca de signos de algún contacto con otra persona. Asistí a funerales, cremaciones… La visión de una tumba sola impacta. Y en Inglaterra hay miles de funerales todos los años a los que no va nadie», cuenta.

Pasolini buscaba respuestas a una situación social, pero también personal. «En los últimos años llego a casa y, a veces, estoy solo. Me he divorciado. Y aunque veo a mis hijas todos los días, algunas noches se quedan con la madre. Entrar a una casa tras 20, 25, 30 años de vida en común, y que no haya nadie, es duro». El productor-director necesitaba hacer esta película para explorar las raíces de tanta soledad. Con suerte, quien vaya a ver Nunca es demasiado tarde se hará las preguntas que se hace Pasolini: «¿Por qué no te das más y por qué no tratas de incluir a los otros en tu vida? ¿Cómo se puede vivir en una ciudad, tener a alguien viviendo a izquierda, derecha y enfrente y no saber qué hacen?».

Soledad digital

Para el cineasta, uno de los problemas esenciales es esa cosa «bella pero horrorosa» llamada internet. «Afecta a los viejos, pero también a los jóvenes, que piensan que tienen relaciones verdaderas a través de la máquina. Los jóvenes que hace 20 años eran tímidos, tenían que salir de casa, esforzarse, superar sus miedos. Ahora se pueden esconder en la casa y creer que tienen relaciones por la red. Pero esas relaciones no son verdaderas, y van a terminar más aislados».

Nunca es demasiado tarde tiene el reclamo del premio al mejor director en la sección Orizzonti de Venecia. Y el boca-oreja será, seguramente, bueno: la película puede tocar la fibra. Pero Pasolini sabe que no se repetirá un fenómeno como el de Full Monty«Eso pasa una vez en la vida». Fue él quien tuvo la idea de mezclar el concepto del striptís con un grupo de obreros al estilo del filme Riff-Raff de Ken Loach. «De hecho, pensé en darle el proyecto a Loach, pero luego pensé que él no toma bastante vino para tener el espíritu que yo iba buscando».