El nuevo bombazo del cine francés

La comedia dramática 'Hipócrates', de Thomas Lilti, llega a nuestras salas tras haber arrasado en la taquilla de su país

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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Es un fenómeno inédito en nuestras pantallas. En los últimos tiempos, gran parte de las películas francesas que se estrenan consiguen alcanzar elevadas cifras de taquilla y se colocan en los puestos más destacados de recaudación. ¿Cuáles son las razones de este éxito? ¿Hemos superado las barreras culturales que nos separaban de la idiosincrasia gala y de la distancia que durante mucho tiempo nos provocó su humor?

Este viernes se estrena la comedia dramática 'Hipócrates', el 'sleeper' de la temporada en el país vecino, donde la han visto ya casi un millón de espectadores. Se trata de la segunda película de Thomas Lilti y en ella el realizador vierte sus experiencias personales en el terreno de la medicina, ambientando la historia de un residente en un hospital asfixiado por los recortes presupuestarios. ¿Su secreto? Saber combinar de forma cercana y ligera temas muy serios que dejan en el espectador un poso de reflexión. La eutanasia, la falta de medios sanitarios a causa de la crisis económica, la toma de conciencia moral frente a las injusticias o la discriminación racial. «Los espectadores han roto los prejuicios en lo que se refiere a la procedencia de los productos, y Francia lleva implícito un sello de calidad», cuenta Enrique González Kuhn, distribuidor de la película en nuestro país. «En el mercado internacional, España es conocida y respetada por su cine de género, y Francia se ha especializado en este tipo de comedias sociales que tocan teman familiares de una forma adulta pero con un toque de sentido del humor».

La mayor parte de los éxitos corresponden a este tipo de patrón establecido. Se trata de comedias con un punto dramático que apelan a la fibra sensible del espectador a través de temas sociales comprometidos tratados de una manera bienintencionada. La inmigración ('Samba'), las diferencias religiosas y culturales ('Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?'), las discapacidades ('La familia Bélier') o la intolerancia sexual ('Guillaume y los chicos… ¡a la mesa!').

En las últimas décadas ya habían triunfado de manera esporádica algunos títulos, desde 'Los visitantes' (1993) hasta 'Amélie' (2001), pasando por 'Los chicos del coro' (2004) o la mítica 'La cena de los idiotas' (1998). Pero la película que verdaderamente consiguió romper barreras fue 'Bienvenidos al Norte', que paradójicamente utilizaba el localismo como forma de conectar con un espectador, a priori, conocedor y cómplice de las particularidades que se mostraban. Chistes de carácter muy regional sobre las diferencias culturales y lingüísticas entre el norte y el sur del país que adquirieron una dimensión mucho más universal de la esperada.

Sin duda una de las grandes aportaciones de esta película fue la de dilapidar toda una serie de prejuicios en torno a lo que hasta el momento considerábamos como comedias de consumo interno francés. De manera que se abrió el camino hacia el descubrimiento y la consolidación de la vertiente popular de la cinematografía (nada de autores y ni de firmas de prestigio), una veta que hasta el momento permanecía inexplorada.

Aunque el verdadero 'boom' llegó a partir de 'Intocable', que capitaneó el 'box office' durante varias semanas consecutivas y convocó en las salas a dos millones y medio de espectadores. «Nosotros no podíamos prever este éxito», reconoce Eduardo Escudero, uno de los responsables de la distribuidora A Contracorriente, que se ha especializado en el género, «pero lo cierto es que ha abierto la perspectiva de nuestro negocio. Francia es un país con un enorme volumen de producción y es fuente de descubrimiento».

Fenómeno boca-oreja

«El comportamiento de estas películas en la taquilla es diferente del habitual», puntualiza José Tito, director de la distribuidora La Aventura. «Mientras que la mayoría se quema en su primera semana de estreno, la carrera comercial de estos filmes franceses ha estado condicionada por el boca-oreja. Se trata de un público adulto, eminentemente urbano y que practica el consumo escalonado». Un extraño caso: el de películas que se perpetúan en la cartelera y logran un extraordinario rendimiento gracias a la fidelización de un determinado tipo de espectador.

Cine que se sirve de la denuncia para transmitir valores que tienen que ver con la integración social y el entendimiento del otro. «Conocerse, entenderse y quererse. Ese es el lema que parecen transmitir», observa Tito. «Y si puede ser de forma ligera, mucho mejor, nada de dramas».

Los últimos grandes 'hits' procedentes de Francia

BIENVENIDOS AL NORTE

Danny Boon, 2008

La responsable de la fórmula que generó Ocho apellidos vascos: convertir en sustrato cómico las diferencias culturales y lingüísticas que se dan entre diferentes zonas de un país.

INTOCABLE

Olivier Nakache y Eric Toledano, 2011

Un cascarrabias de clase alta en silla de ruedas y un joven de color de los suburbios. Y la amistad que surge entre ellos. Buen rollo con la capacidad de tocar la fibra sensible.

GUILLAUME Y LOS CHICOS... ¡A LA MESA!

Guillaume Gallienne, 2013

El realizador se interpreta a sí mismo y a su madre y ofrece un original punto de vista en torno a la discriminación sexual. La risa como herramienta contra la intolerancia.DIOS MÍO, ¿PERO QUÉ TE HEMOS HECHO?

Philippe de Chauveron, 2014

SAMBA

Olivier Nakache y Eric Toledano, 2014

Con la inmigración y las tensiones raciales de fondo, los directores de Intocable volvían a poner en práctica su fórmula de éxito: realismo social con un toque naíf y Omar Sy.

LA FAMILIA BÉLIER

Eric Lartigau, 2014

Una familia de sordomudos y una hija que canta. Una comedia sobre la exaltación de lo diferente, a la superación de las limitaciones. Todo ello con sentimiento y corazón.