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El Heliogàbal paga la multa con la ayuda de los amigos

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NANDO CRUZ / BARCELONA

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Las inspecciones y sanciones que recibió el bar Heliogàbal el pasado invierno no solo provocaron un parón repentino en la programación de conciertos, sino unas multas que el local se veía incapaz de asumir. La solución fue montar un concierto de gran formato que les permitiese recaudar suficiente dinero para abonar la sanción y, en la medida de lo posible, sobrevivir estos meses en que el bar, sin conciertos ni apenas público, está medio muerto.

El concierto, bautizado de la forma más explícita posible, 'Pagar la multa', se celebra el jueves a las ocho de la tarde, en la sala grande de Razzmatazz y consistirá en tres actuaciones de Mishima, Za! y Pony Bravo. No habrá tiempos muertos porque cada grupo tomará el relevo del anterior en el mismo escenario, compartiendo algunos minutos de música de forma improvisada. A principios de semana se habían vendido más de 800 entradas y se espera que acudan a la llamada unas 1.500 personas.

AFINIDADES ARTÍSTICAS Y PERSONALES

"Cuando necesitamos ayuda acudimos a los amigos", resume Miquel Cabal, gerente del local, para explicar cómo se confeccionó el cartel. "La primera idea fue llamar a Pony Bravo", recuerda. Tenían varias razones: "Han tocado en el Helio, han tocado en el Festigàbal y tenemos mucha afinidad: afinidad artística y afinidad personal porque son muy simpáticos y también se lo gestionan todo ellos", aclara. Otro motivo para pensar en el cuarteto sevillano ha sido la sintonía que tienen con el dúo barcelonés Za!, con el que han tocado en varias ocasiones. "Con Za! hay una relación muy cercana desde hace años y es otro grupo que queríamos que tocase", añade.

A Mishima ni tuvieron que llamarlos. "Ellos habían decidido no tocar en 2016, pero querían tocar aquí y será el único concierto que hagan este año", destaca Cabal. Hubiese sonado muy rara su ausencia, teniendo en cuenta que el nombre del concierto está tomado de su disco 'Trucar a casa. Recollir les fotos. Pagar la multa'. A la solidaridad de las bandas hay que sumar la de Razzmatazz, que cede la sala gratis. Es un gesto que escenifica la buena relación entre locales de gran formato y pequeños bares musicales, puesto que en la batalla que se está librando en Barcelona por flexibilizar la música en vivo, todos reman en la misma dirección.

FIESTA AGRIDULCE

El apoyo del público resultará indispensable para que el Heliogàbal pueda hacer frente a las multas de la Guàrdia Urbana, pero la situación del bar es cada vez más incierta. La circular que anunció el ayuntamiento en marzo a bombo y platillo, en virtud de la cual todos los bares y restaurantes podrían programar conciertos, aún no se ha activado. "No está firmada, así que todo está igual", lamenta Cabal. Pese a la euforia desatada hace mes y medio con la nueva política del ayuntamiento de cara a la música en vivo, lo cierto es que la situación no ha cambiado lo más mínimo. "La situación está bloqueada como antes. Hay buena fe, pero la burocracia es tan increíblemente compleja que nadie sabe exactamente qué pasa. Hace tanto tiempo que está a punto de firmarse [la circular] que no sabes qué pensar".

Por otro lado, las negociaciones con el distrito de Gràcia para poder ampliar el aforo los días de concierto van de mal en peor: "Ahora nos dicen que esto no tiene solución, así que, aunque se firmase la circular, solo podríamos hacer conciertos para 30 personas. En cada nueva reunión nos han recortado cosas a las que en un principio dijeron que sí. Parece que en su día dijeron que sí a todo para tenernos un tiempo contentos", sospecha. La opción de organizar conciertos para 30 personas "para ir tirando y no desaparecer del mapa" es "inviable económicamente. O pones las entradas a 25 euros o al grupo no le saldrán los números", calcula Cabal.

Ante esta situación, el bar se plantea seguir sin hacer conciertos hasta que se desbloquee la situación, lo cual les impedirá volver a programar, como pronto, hasta pasado el verano. Otros bares de la ciudad han pasado a la acción y programan conciertos como hacían antes de que se anunciase la circular, pero el Helio no se atreve. Fuentes del ayuntamiento aseguran que el proceso para regular que todos los bares, restaurantes y cafeterías de la ciudad puedan programar música en vivo sigue su curso y que la firma de la circular es "inminente".

         

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