¿Hay vida después de 'Breaking Bad'?

'Better call Saul' y 'Battle Creek' son las ficciones con las que Vince Giligan, el padre de Walter White, espera repetir el éxito

¿Hay vida después  de 'Breaking Bad'? El cínico Saul se independiza  La plenitud de Vince Gilligan Grande,  Bryan Cranston_MEDIA_1

¿Hay vida después de 'Breaking Bad'? El cínico Saul se independiza La plenitud de Vince Gilligan Grande, Bryan Cranston_MEDIA_1

RAMÓN DE ESPAÑA

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George Vincent Gilligan (Richmond, Virginia, 1967) es un hombre afortunado. Breaking bad, la serie que creó hace unos años y que dio sus últimos coletazos no hace mucho en TV-3, ha sido un éxito mundial. Eso le ha convertido en un hombre que, hoy en día, puede venderle prácticamente cualquier cosa a cualquier canal de televisión. De hecho, ya ha colocado dos nuevos proyectos que no tardarán mucho en ver la luz: Battle Creek -una serie sobre dos polis de una pequeña localidad de Michigan enfrentados a un agente del FBI de una eficacia irritante al que da vida Josh Duhamel- y Better call Saul (Mejor llamar a Saul), dedicada al abogado marrullero de Breaking bad, el descacharrante Saul Goodman, pero ambientada antes de los hechos descritos en las andanzas de Walter White y su pinche de laboratorio.

Es su momento. De la misma manera que hubo una época en la que Quentin Tarantino podía venderle a Hollywood hasta su papel higiénico usado -aunque tuvo el detalle de endilgarle a la industria únicamente todos los proyectos que se le morían de asco en el cajón desde hacía tiempo-, ahora es cuando Vince Gilligan puede lograr que le financien hasta una adaptación del listín telefónico de la ciudad de Los Ángeles.

Otra cosa es que vuelva a sonar la flauta. Lo que no siempre sucede, como muy bien sabe un tipo francamente interesante para el que el propio Gilligan trabajó años atrás: Chris Carter. ¿Alguien se acuerda de él? Y sin embargo, fue en los años 90 el rey de la ficción televisiva gracias a Expediente X, flauta que sonó muy bien durante varias temporadas… Hasta que dejó de sonar. Gilligan se incorporó a aquella serie por el método de envíar un guion a ver si colaba. El hombre se sentía atraído de manera natural por el género, pues estamos ante uno de esos frikis que reconoce sin rubor haber rodado en su preadolescencia películas en Súper 8 en el jardín de su casa con un amigo no menos friki (como los chavales de la fallida Súper 8, de J.J. Abrams). Finalmente le compraron el guion. Y llegó a escribir otros 29 para Expediente X, además de ejercer de productor ejecutivo en más de 40 episodios. Cuando a Carter le dio por los spin off -es decir, esas series que derivan de otras de más éxito- en vistas a seguir ordeñando la vaca paranormal, Gilligan fue el elegido para llevar a la pantalla las andanzas de The lone gunmen (Los pistoleros solitarios), aquellos tres tarados de la informática que pasaban información al agente Fox Mulder en la serie original.

The lone gunmen fracasó de modo estrepitoso y no llegó a la segunda temporada, pero los cuatro que la hemos visto sostenemos que no estaba nada mal. Me temo que no fue entendida: la gente esperaba una intriga como la de Expediente X y se topó con una comedia algo descerebrada sobre tres payasos que creen tener entre manos el destino de la humanidad. Como Millenium no le había salido del todo mal -Lance Henriksen estaba estupendo, pero el tono solemne y deprimente de la serie acababa alejando al espectador-, Carter lo volvió a intentar con Harsh realm, de la que, lo confieso, no conseguí pasar del cuarto episodio: si The lone gunmen era una charlotada y Millenium un funeral de tercera, Harsh realm acabó como un ladrillo pretencioso sobre universos virtuales (o algo parecido). Cuando David Duchovny se hartó de Expediente X y fue sustituido por Robert Patrick -que hizo lo que pudo, pero aquello no había quien lo salvara-, la serie languideció hasta morir de inanición.

Y no sé ustedes, pero yo no he vuelto a saber nada de Chris Carter.

EL NIÑO BONITO DE LA TELEVISIÓN / Intuyo que Vince Gilligan piensa en él ahora que ocupa su lugar de niño bonito de la televisión. Por si acaso, ha buscado ayuda para Battle creek y la ha encontrado nada menos que en David Shore, el hombre que nos trajo al doctor House, personaje al que yo nunca he conseguido verle la gracia, pero que triunfó a lo grande en la ya no tan pequeña pantalla. En cuanto a Better call Saul (es una pena que en español llamar no rime con Saúl), no sé qué ocurrirá con los hinchas de Breaking bad. Saul Goodman (interpretado de manera admirable por Bob Odenkirk) es un cantamañanas extraordinario cuya principal misión era introducir cierta comicidad en las andanzas cada vez más tenebrosas del pobre Walter White, pero abandonado a su suerte, ¿protagonizará un thriller, una comedia o una mezcla de ambas cosas?

En el peor de los casos, Better call Saul alienará a los fans de Breaking bad, y en el mejor, podrá hacerse con un público nuevo. La respuesta, cualquier día de estos en la pantalla de nuestro televisor.