Guerra contra los abusos del 'streaming'

La cantante Taylor Swift, actuando en un programa de la cadena ABC.

La cantante Taylor Swift, actuando en un programa de la cadena ABC. / periodico

NÚRIA MARTORELL/ BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La decisión de Taylor Swift de retirar su catálogo y su último disco de Spotify, argumentando que la plataforma de streaming no le paga suficiente, ha alimentado el debate sobre los modos de consumir música. "Me parece una decisión muy valiente y con mucho sentido. Los músicos nos hemos de espabilar para que el público entienda la importancia del consumo responsable. Hay una enorme distorsión entre lo que se supone que ganamos y la realidad -se lamenta Natxo Tarrés, cantante de Gossos-. Se ha abierto un gran dilema. Yo hablaría de contra-tendencia. Mientras U2 regala un single por iTunes, ella opta por esto. Aunque que lo haga alguien que ha vendido un 1.200.000 discos en tan solo una semana... Ojalá se busquen otras fórmulas para que la industria se recicle".

¿Y le consta que en España alguien haya retirado también su música de Spotify? «No. Y si lo ha hecho, no ha trascendido. Cada grupo ha de encontrar su estrategia. En Manresa, de donde somos, no hay tiendas de discos. Y no nos queda otra opción que el streaming".

La cantante no es la primera ni la última que considera que Spotify es una estafa: el artista gana con cada reproducción una media de 0,006 dólares (0,004 euros). Para llegar al dólar una canción debería reproducirse 167 veces (unas ocho horas). Beck, David Byrne Thom Yorke, el más crítico, ya abandonaron antes Spotify. El cantante de Radiohead y el productor de la banda, Nigel Godrich, se expresaron así de claro: "A los artistas se les paga una mierda. La industria está siendo tomada por la puerta de atrás tratando de mantener un dominio absoluto sobre el sistema. Y los números no cuadran ni siquiera para Spotify".

Informe de los autores

Según el 'Estudio sobre la remuneración justa para los creadores musicales en la era digital', realizado por el Consejo Internacional de Creadores de Música (CIAM), "los servicios de música en streaming ofrecen un enorme potencial a los creadores al proporcionar un acceso inmediato al repertorio del mundo entero. Pero las preocupantes prácticas que infravaloran la contribución de quienes escriben e interpretan las canciones y que casi los excluyen del reparto socava la sostenibilidad futura de estos servicios. Los autores reclaman el 80% de los ingresos por la difusión en streaming de sus obras. Reciben el 10%, mientras que las discográficas entre un 50% y un 60%".

Vacío legal

La industria está sumida en un confuso cambio de paradigma desde el auge de Spotify y plataformas como Deezer, Pandora y Grooveshark. "Son un buen escaparate, pero hay un abuso total y un vacío legal alarmante. La liquidación que le llega al artista es ridícula", constata Víctor Partido, del grupo Partido y mánager del estudio Aclam Records. "A mí me gusta un soporte que perdure en el tiempo. Que le dé un valor físico; de existir".

Para el veterano Jauma Sisa, "el streaming aparentemente es la gran solución pero genera tan poco dinero que casi no vale la penal. Los que no vendemos mucho ya estamos acostumbrados. Y los grandes notan que sus ingresos bajan en una proporción brutal: de cien a uno". Si lo tiene gratis, el público descarta otras opciones de pago, como iTunes.

Adrià Salas, de La Pegatina, se declara en cambio pro-streaming «porque ha acabado con la piratería. La música llega a más gente, que no necesita almacenar nada. Empieza a no ser necesaria la descarga. El streaming es el punto en común entre la discográfica, el músico y el público, que ha escuchado tu nuevo trabajo y viene a tus conciertos. Falta negociar bien los porcentajes, es cierto. Pero es una plataforma necesaria".